Capítulo 34 (+18): El momento que toda latinoamérica estaba esperando.

23.4K 2.8K 1.6K
                                    

Ya llegó el momento que todas esperaron, el mejor capítulo de toda la historia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya llegó el momento que todas esperaron, el mejor capítulo de toda la historia. Creo que no hace falta avisarles, pero igual lo diré.

Este capítulo contiene escenas subidas de tono, que digo, está que arde.

En la multimedia les dejó una canción que encontré mientras editaba, que me parece que va perfecta con el capítulo.

Espero que lo disfruten ;)

Juliette se levantó de la cama de un salto, dejando que el gran vestido rojo que tan bien le lucía, cayera al suelo con un susurro seductor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Juliette se levantó de la cama de un salto, dejando que el gran vestido rojo que tan bien le lucía, cayera al suelo con un susurro seductor. La miré, embelesado. No era capaz de apartar los ojos de su cuerpo y tampoco querría hacerlo.

Nunca me consideré a mí mismo como un tipo religioso. Hasta que su piel quedó al desnudo, luciendo tan preciosa que no pude evitar agradecerle a la diosa luna por la vista que tenía ante mí.

Su piel de porcelana quedó expuesta, apenas cubierta por su ropa interior. El rojo resaltaba sobre lo blanco de su piel, combinando con sus mejillas. Era de encaje, apenas cubriendo sus zonas más privadas. Sentí calor al verla, avergonzada, deseosa. Su respiración se encontraba acelerada, sus pies se removieron en su lugar, como si quisiera salir corriendo.

Pero repentinamente tomó valor. Ya no se veía como un cervatillo asustado. Frente a mis ojos, se convirtió en una diosa lujuriosa. Le permití lanzarme sobre la cama y no me quejé cuando puso sus piernas a cada costado de mi cuerpo, sentándose a ahorcajadas sobre mí.

Me miró, sus ojos ardiendo por el deseo. La presa se convirtió en cazadora y yo no podía estar más encantado. Se acercó hasta mi oreja, dándome un mordisco juguetón que puso mis vellos en punta.

—Sigue contando, Donovan —susurró, como una orden. Una que yo planeaba cumplir.

Era tan adorable.

Y tan endemoniadamente hermosa.

Juliette no era muy curvilínea, su cuerpo era delgado y firme, con una gracia innata que ni siquiera ella parecía notar. Sus caderas eran un poco más anchas de lo que creí que serían y eso que me la había imaginado desnuda demasiadas veces como contarlas, sus piernas torneadas y largas parecían interminables. Sus pechos se alzaban con cada una de sus respiraciones, mientras su pulso se aceleraba cada vez un poco más. Era consciente de cada cambio en ella.

Donovan Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora