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Camille.~
Aquella mañana el despertador sonó, el dolor de cabeza había desaparecido, agradecí mentalmente que justo mi día se haya esfumado, pero aún tenía mucho sueño. Antonio dormía plácidamente a mi lado, se veía guapo, aún sentía esas ganas de ser la chica de él, pero estaba enamorada de Víctor, me había enamorado del magnate de navíos y archienemigo de mi amigo. Me senté en la cama y acaricié su cuello con dulzura.
-Antonio... despierta- comenté con dulzura.
Él se removió y me abrazó a su costado, sonreí, hacía mucho que no hacía eso conmigo y me hizo sentir especial por un momento.
-Cinco minutos más- comentó con voz pastosa en mi oído-
-Está bien, iré a ducharme y te despertaré- comenté intentando salir de sus brazos- Antonio, tengo que ir.
Él bufó y me soltó para darse vuelta y continuar durmiendo. Me duché y me sequé en el baño, mirándome en el espejo, mis pechos dolían, seguramente sangraría luego. No había bajado desde que llegamos a verona. Una vez seca, salí al cuarto y mientras sacaba mi vestido y mis sandalias desperté nuevamente a Antonio.
-Antonio, ya salí, es tu turno- comenté sentándome en la cama con la toalla a mi alrededor.
-Está bien- abrió sus ojos y me miró sonriendo- irás a así? ¿me tengo que poner celoso?- bromeó. Reí y golpeé su vientre fibroso suavemente.
-No tonto, ve a ducharte- sonreí, él asintió y luego de besar mi nuca caminó al baño.
Preparé el desayuno con ansiedad, estaba nerviosa ¿qué diría la gente de mis pinturas? Antonio bajó y desayunamos cupcakes y aún no podía sentir el aroma del café, volviendo al té lastimamente para mí, pero favorable para Antonio.
-¿Estás lista amore?- preguntó con sus gafas de sol puestas y abriendo la puerta.
-oui- sonreí y salimos rumbo al local.- Antonio ¿y si no les gustan como a tí?
-Yo no entiendo el arte cariño, pero ellos sí, les encantarás a todos- me comentó tranquilizándome.
Asentí y miré mis manos hasta que Antonio aparcó en un local que estaba lleno de gente. Bajamos y noté cómo Antonio se puso tenso al mirar al interior. Me tomó por la cintura y luego de varios Flashes entramos al interior, busqué con la mirada a Víctor o a Giovanni pero no los encontraba con tanta gente alrededor.
-Antonio, no te muevas, no quiero quedarme sola- comenté aferrando mi bolso-
-Tranquila- sonrió y miraba a las cámaras encantado
En ese instante, mientras Antonio seguía posando junto a mí para las portadas, o los periódicos, o los blogs, llegó Giovanni a nuestro lado.
-Camille- sonrió frente a las cámaras y me besó ambas mejillas- estás bellísima, me alegra que hayas llegado- se acercó a mi compañero y le estrechó la mano presentándose.
-Signore Giovanni, por favor, para el periódico- todos los periodistas hablaban al mismo tiempo con sus libretas de notas en las manos, otros con grabadoras, cámaras de televisión, era un caos.
-Signores, benevenuto a mi exposición artística en conjunto con la Signora Camille Beaumont- hizo un además con las manos y sentí todas sus miradas y los focos centrarse en mí
Antonio se hizo a un lado y me sonrió, alentándome. Abracé a Giovanni y sonreí para que nos capturaran los fotógrafos.
-Gracias Giovanni por esto- sonreí buscando a Víctor entre la gente.
-non hai niente da ringraziare- sonrió- esto es solo talento tuyo- los medios siguieron fotografiándonos un rato y haciendo preguntas, hasta que logré divisar a Víctor un poco más adelante, conversando con uno de los tantos periodistas que ahí estaban.
Estaba de pie, con la mano derecha libre, haciendo gestos mientras hablaba y con el brazo izquierdo rodeando a su esposa, sin apegarla suficiente, sólo teniéndola cerca. Ella en vestido floreado, y el bolso de mano bien tomado. Víctor hablaba entretenido, seguramente le estaban preguntando algo sobre su negocio de yates, sonriente, orgulloso.
Sonreí a Giovanni y él se alejó a conversar disculpándose y Antonio conversaba animadamente con los medios, quería ir a mirar mis cuadros, pero los fotógrafos comenzaron a preguntarme por mis pinturas, mis cosas, el flash me estaba comenzando a dar migraña.
-scusa- dijo Antonio a los fotógrafos y me llevó a caminar, mirando mis cuadros.
-Esto te aburre- afirmé observando de la manera ausente que miraba las pinturas.
-No, sólo que no las entiendo- comentó- tus paisajes son lo unico que logro entender- comentó riendo.
Reí y vi como miraba a Víctor y su mujer, yo también los envidiaba.
De pronto, mientras ellos mantenías una conversación muy animada, Víctor me vio entre la gente, alzó las cejas complacido y me señaló. La mujer sonrió al verme, pero parecía que sólo estaba viéndome a mí.
-Camille- se acercó Víctor a abrazarme- ¿cómo estás? todo está excelente, sabía que esto sería un éxito- me animó como sintiéndose orgulloso de mi logro.
-Víctor tenía razón, eres una excelente artista- me halagó su esposa con una sonrisa al saludarme
-Antonio- se acercó luego a abrazar a su amigo- ¿qué tal hombre? ¿todo bien? espero que no hayas encontrado nada mal, iré de inmediato a hablar con el encargado- soltó una risa bromeando
Sonreí animada a Isabella, era una femme maravillosa, no podía dejar de sentir envidia de ella, todo en ella era bueno y perfecto, hasta conmigo que le quitaba a su marido era buena.
-merci- sonreí
-Está todo muy bien- comentó Antonio sonriendo y luego mirando a los fotógrafos.- ¿quieren un trago?- nos ofreció
-¿si pudieses conseguir un analgésico?- pedí yo sonriendo acariciando mi frente.
-nada, gracias- rechazó la mujer recatadamente el trago
-io iré luego amico mío- Víctor le guiñó el ojo y Antonio marchó- Dio, esto si que es grande, ya varios han estado comentando de tus pinturas, Camille, debes sentirte orgullosa- comentó Víctor animoso, antes de que un hombre mayor se acercara a saludarlo.
-usted debe ser Camille Beaumont- me estrechó la mano- déjeme halagar sus pinturas per favore, Mario Giaccomo, a su disposición- sonrió
Me sonrojé y sonreí con entusiasmo, me notaban y halagaban mis pinturas, mi arte, no podía sentirme más orgullosa de mí y entusiasmada, esto me comenzaba a gustar.
-Merci sr Giaccomo- le saludé y miré al matrimonio feliz que me miraba con una sonrisa plasmada en los rostros.
-Mario es inversionista en el banco del papá de Isabella- introdujo Víctor- tiene una cadena de hoteles de 4 estrellas en Europa
-Orgulloso- sonrió pleno- por cierto, signora Schiavone, ¿me permite un momento? hay unas cosas que quisiera contarle. Scusa- se disculpó ante mí
-Claro- sonrió ella y se acercó a abrazarme- Complimenti, Camille, que sea el principio de tu camino- me felicitó y luego de besarme la mejilla se marchó dejándome con Víctor a solas
-merci Víctor, sin tu amico- comenté con el acento italiano de ellos- no estaría aquí.- le dije con una sonrisa, tenía ganas de abrazarlo y besarle.
-ven, vamos a dar una vuelta- me sonrió ofreciéndome el brazo caballerosamente ante toda la gente mirándonos
Asentí tomando su brazo con cortesía, reprimiendo todas mis actitudes románticas, estábamos en público.
Dimos una vuelta por el salón, Víctor bastante interesado me preguntaba cosas sobre las pinturas de Giovanni y también de los detalles de las mías. Me gustaba que estuviera tan interesado en lo mío, puede que tampoco entendiera, pero se esforzaba tanto por entender. Caminamos un rato, muchas personas al verme con él me saludaron y halagaron mis cuadros.
Luego, dimos con un pasillo un tanto oscuro que daba a una puerta, como a otro salón que se suponía cerrado. Víctor abrió la puerta de todos modos y sonrió soltando todo el aire contenido cuando ya estuvimos dentro.
-No sabía cuánto rato más iba a aguantar ahí dentro sin besarte- me acercó por la cintura sonriente- espero que hayas echado el labial al bolso, porque tendrás que retocarlo- se acercó sensualmente a besarme
Sonreí y mis brazos hicieron su camino al cuello de él y acorté nuestras distancia disfrutando del beso, yo también lo necesitaba.
-menos mal que se me ocurrió traer el labial- sonreí besando sus labios nuevamente.- dieu, te ves tan guapo.
-Mmm- se rió- lo que pudiera decir de tí quedaría corto bella- se acercó a besarme necesariamente de nuevo, me apretó a su cuerpo por la cintura, sus manos estaban casi enterradas en mi piel- ti amo, preciosa, estoy tan orgulloso de tí y lo que has logrado- suspiró sobre mis labios con una leve sonrisa. Pegó su frente a la mía sintiendo el calor que se formaba cuando nuestras respiraciones se mezclaban.
- yo también ti amo- bromeé con su acento y besé su nariz- de no ser por tu obstinación no estaríamos aquí- comenté posando mis manos bajo su chaqueta, sintiendo la suavidad de su camisa.
-dio, bella, no sabes cómo lamento no poder tenerte así como aquí pero allá afuera, en público- me pidió disculpas- que todo el mundo supiera que ti amo, así, tan talentosa, tan bellísima- me besó la mejilla con un suspiro un tanto frustrado
-hey- le sonreí y tomé su rostro con mis dos manos- no necesito que se lo demuestres a los demás- sonreí- siempre y cuando me lo repitas a diario- bromeé y besé sus labios cortamente-
Sonrió aun un tanto frustrado.
-¿me esperarías?- preguntó de pronto, sin aviso
-¿esperar qué?- pregunté confundida, acariciando su mejilla.
-esperarme a mí- dijo con los ojos cerrados, acercando su nariz a mi cuello, inhalando mi esencia- esperarme para poder estar contigo frente a todo el mundo, besarte en medio de la calle, ir a los eventos, llevarte en mis yates...
me enternecí ante su súplica y lo abracé.
-¿y tú mujer?- pregunté con confusión
-¿mi mujer?- preguntó con una sonrisa- mi mujer eres tú, serás tú- dijo convencido- si te refieres a Isabella, esto se va a acabar en menos de un año- sonrió y me besó la mejilla, miró mi rostro confundido y soltó una risa suave y masculina- ¿non capisci?-
-No, no entiendo- comenté acomodándome en la pared, junto a la puerta, el dolor de cabeza venía nuevamente.
-Isabella y yo somos amigos- comenzó a explicarme la situación- nuestro matrimonio es una farsa, no estamos enamorados, ni siquiera hemos tenido sexo- se rió- jugamos cartas en la cama y bebemos vino. Tenemos un contrato nupcial que dura obligatoriamente un año... luego de eso podemos ser libres- sonrió un poco confundido- ¿te sientes bien?
Asentí y le sonreí.
-entonces ¿he sentido envidia por Isabella en vano?- pregunté golpeando el hombro de Víctor con suavidad-
-sí- se rió y se sobó el brazo en vano, fue muy suave- decidimos esto por una presión familiar de... matrimonio, ni siquiera nuestras familia saben de la farsa, por eso, mi amore, te pido que me des hasta fin de año- apoyó su mano por el lado de mi cabeza en el muro y con la otra mano me acarició la cintura, aprisionándome- Sono completamente innamorato di te- respiró cerca de mi oído

-¿qué haré yo con Antonio?- pregunté de pronto- Víctor, je t'aime, pero a Antonio le tengo cariño...-miré su rostro confundida, si me pedía que lo esperara de nuevo, lo esperaría.
-Dio, Camille, no sigas esperándolo a él per favore- rogó complicado- Antonio no vale la pena, créeme... no sé si yo lo hago, pero intentaré valerlo- bajó a besarme el cuello
-¿por qué no vale la pena?- pregunté en un suspiro debido a sus caricias- ¿qué sabes amour?
Bajó su cabeza y luego la subió para mirarme, para darme apoyo, como que lo estuviera por decirme fuera a doler.
-Antonio...- titubeó- Antonio ha estado acostándose con Isabella- comentó sintiendo el sabor amargo en su boca por mí
Fue un golpe bajo, ¿por qué no me lo había dicho? y yo tenía que contarle todo. Fruncí el ceño, esta era mi oportunidad para liberarme y marcharme. Miré a Víctor y lo besé con necesidad.
- Bueno, yo he estado haciendo el amor contigo- sonreí- Víctor, prométeme que pase lo que pase sabrás que te amo- le comenté desesperada, si llegaba a enterarse de todo, me odiaría y tendría que volver a Francia sola.
Asintió con la cabeza, y ahora ambas manos se posaron en mi cintura.
-Lamento tanto ser yo quien te de la noticia- se disculpó
-no, no lo lamentes, me ayudaste a decidir- sonreí y besé su cuello- ahora tengo que buscar dónde quedarme- comenté subiendo mi mano a la frente, mi cabeza dolía y mucho.
La puerta sonó.
-Camille ¿estás ahí?- sonó la voz de Antonio. Miré a Víctor expectante.
Víctor me miró un poco asustado y se alejó rápido y comenzó a hablar sobre el salón, la antigüedad, los detalles, muchas cosas al mismo tiempo y de pronto volteó fingiendo escuchar a Antonio entrar y le sonrió
-Antonio- sonrió abriendo las manos- le contaba a Camille sobre el edificio
Antonio asintió y se acercó a mí.
-Ten- me entregó una pastilla, pero estaba tan molesta con él.-la chica del mesón me lo entregó para tí- sonrió.
Tomé la píldora y bebí el agua, sin mirarlo, ni agradecerle. ¿Cómo me hacía esto? todas sus palabras eran mentira, nunca sintió nada por mí, fui su maldita pieza de ajedrez para lograr la venganza.
-Si quieres marcharte, no te preocupes, luego puedo pedirle a los chicos que me lleven- comenté alejándome del salón y adentrándome nuevamente a mis pinturas, pero la satisfacción se había esfumado, tendría que esperar a fin de año para poder volver a ser feliz por completo.
Miré a Antonio, me miraba confundido pero al parecer le gustó la idea y al cabo de unos minutos se marchó.
Isabella me interceptó en el camino, a paso rápido y un poco preocupada me tomó del brazo con sutileza.
-¿estás bien cariño?- me preguntó tocándome la frente y las mejillas
-de pronto me duele la cabeza- comenté, pobre seguro había caido a pies del imbécil de Antonio, solo espero que la valore.- acabo de tomar un analgésico
-deberías preguntar a un profesional pronto- me dijo preocupada- no tienes fiebre, al menos ve a la farmacia, ahí pueden verte- me aconsejó
-merci, me despides de todos, iré de inmediato- sonreí y la abracé
Deseaba ser su amiga, era lo que necesitaba en estos momentos.
Tomé mi bolso y ví a Víctor mirándome con preocupación desde la esquina del salón, le sonreí tímidamente y salí rumbo a la primera farmacia que tuviese a mi alcance.
-Ciao, sabe, vengo con unos dolores de cabeza, ayer me dolía el cuerpo y siento cómo si estuviese bipolar- comenté con nerviosismo al asistente del local.- ¿sabría decirme que es?
Frunció un poco el ceño para entender con mayor precisión mi acento y luego sonrió. Se fue atrás a buscar una cajita larga y me la entregó
-Le recomendaría que se hiciera un test de embarazo, signora- dijo con voz amable el hombre de bata blanca
Solté una risa nerviosa, no podía ser eso.
-¿está seguro?- le pregunté mirando la cajita con sorpresa.
-Al menos puede descartar algo, si no, siga tomando analgésicos hasta que consiga una hora médica- sonrió
-¿esto es preciso? o tendré que llevar dos?- pregunté mirando con desconfianza la cajita. No podía estar embarazada, Víctor se había cuidado, Antonio no me tocaba...La primera vez, Víctor no se cuidó, ¿podía ser? un bebé, deje de pensar, quizás no era eso, no pensaría en un bebé hasta tener la respuesta de ese test.
-es preciso- asintió- si usted está insegura, lleve dos, pero obtendrá el mismo resultado dos veces- me advirtió yendo a buscar otra
Pagué ambas y le agradecí al asistente, abrumada, tanto en un día. Decidí caminar a casa, cuando llegué Antonio no estaba ¿a dónde habría ido? solté un suspiro y corrí al baño, necesitaba descartar esto rápidamente, hice el test y mientras esperaba el resultado bajé a preparar algún bocadillo, el temporizador del celular sonó y corrí a ver el resultado. Dos rayitas, dos rayitas... estaba embarazada, y ambos test con el mismo resultado. ¿qué iba a hacer? no tenía dinero, hoy mismo me alejaría de Antonio pero y ¿Víctor? ¿cómo le diré esto? No puedo arruinar su matrimonio falso hasta fin de año. Estaba en un caos total, me senté en el suelo y no tuve remedio más que mirar las cajitas.
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¿qué pasara? se nos acerca el final....

Estafa de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora