—¡Gran idea, Mina! A veces me sorprendes —se dijo en voz alta, feliz.

—¿Hablas contigo muy a menudo? —le preguntó Corazón, curioso.

—Corazón, sé cómo ayudarte —le dijo sin responder su pregunta con una sonrisa cómplice.

—¿En serio? —Sus ojos irradiaron una vez más—. ¿Cómo, cómo?

Mina movió la cabeza indicándole que la siguiera y obediente, ambos se encaminaron a donde Anahí, quien ya se encontraba sola en el pasillo, frustrada por ser ignorada. Escuchó un silbido insinuante y notó que Mina se le acercaba con una abierta sonrisa de completa diversión.

—No te burles así de mí, Mina —ordenó la joven sintiéndose humillada.

—No es burla, es apreciar la belleza.

—Menos mal que tú la aprecias porque parece que todos los chicos de por aquí están ciegos.

—Tal vez. Así que, ¿continúas empeñada en encontrar pareja?

—Por supuesto, no quiero quedarme solterona.

—Tenemos veinte, Ana, nos queda una vida por delante para encontrar a nuestra persona ideal.

—Bah, si tú quieres quedarte solterona, allá tú; yo no dejaré que mi hermosura se desperdicie.

—Muy bien —concedió no dispuesta a envolverse en una tonta discusión con ella; pasó de lleno al punto de su interés—. ¿Sabes? Es curioso, pero conozco a alguien que también está buscando a su media naranja. ¿Te interesa?

—¿Es un nerd? —inquirió Anahí desconfiada, alzando una ceja.

—No, casi no.

—¿Cómo se llama y cómo es? —quiso saber, ahora interesada.

—Su nombre es Helio y es, a ver —Mina escrutó con avidez a Corazón de arriba a abajo y él se sintió muy desprotegido—. De hecho es atractivo. Tiene cabello castaño y ojos marrones, tan grandes que son como ventanas abiertas a su interior y también —Se colocó a un lado del castaño para tomar su estatura— es alto, me saca más de una cabeza y parece que ¿hace pesas?

Aquí miró a Corazón, quien le dio la razón al asentir.

—Oh —Anahí se hizo una imagen del chico y en su visión era prometedor, muy prometedor. Se aclaró la garganta y aunque estaba que bailaba de emoción, le dijo haciéndose la desinteresada—. Supongo que podría intentarlo.

—Bien, pero quiero advertirte que su forma de ser no es la más bonita del mundo.

—Sí es un nerd, ¿verdad?

—Claro que no, es más bien del tipo casanovas, rompecorazones, rebelde y desvergonzado.

—Un chico malo, me gusta. De acuerdo, quiero conocerlo. ¿Dónde y cuándo?

—Ah, bueno, eh…

Mina pensó un poco. No sabía nada de Helio; no sabía cuál era su rutina del día con día, no sabía dónde vivía ni nada. No estaba segura de dónde encontrarlo.

—El concierto de “Napolitano” —se apresuró a decir Corazón para sacar a la rubia de apuros.

—¿El concierto de “Napolitano”? —Mina lo miró con sorpresa—. ¿Estás loco? Es mañana en la noche, ¿de dónde crees que sacaré los boletos?

—Lo siento, sé que estará allí e intentaba ayudar —se disculpó retrocediendo un paso.

—¿Con quién hablas, Mina? —quiso saber Anahí con extrañeza, mirando hacia donde su compañera veía con tanta insistencia, notando a nadie.

—Oh, con mi amigo imaginario. Saluda, Corazón —Él sacudió la mano.

—¿Amigo imaginario? ¿Realmente puedo confiar en ti, Mina? —cuestionó de nuevo con recelo. ¿Y qué onda con el nombre? Era raro.

—¿Qué? ¿Nunca tuviste amigos imaginarios? ¿Qué clase de niñez tuviste? En fin, ¿aceptas acompañarme al concierto de mañana y conocer a Helio? ¿O prefieres quedarte como una solterona de por vida?

—Acepto, iré.

—Entonces bien.

Anahí se retiró de allí más feliz de lo que su altiva figura demostraba, dejando a Mina atrás, derrotada y con un problema más.

—¿Crees que funcione? —inquirió Corazón sin apartar su vista de la espalda de Anahí.

—No lo sé, pero hay que probar —Suspiró con agotamiento—. ¿Y ahora cómo conseguiré las entradas para el concierto?

Rescatando a un CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora