QUE ES DANTE CASTELLBLANCH ?

CAPÍTULO 2: EL RATONERO

Con la cuenta por pagar del hospital, prácticamente podríamos comer un mes y pagar la renta de un buen cuarto, un policía se encontraba custodiando la entrada de mi habitación en el nosocomio, Andrés tomó la decisión de crear el plan perfecto para la huida del lugar.

Esperamos que el policía de turno fuera a buscar su portátil del almuerzo del día, para que Andrés pudiese ingresar con una silla de rueda ya que contaba con pocas fuerzas por el poco alimento que habíamos injerido , Andrés me empujó mientras yo me encontraba ahí sentado con una imitación de peluca , una bata grande de embarazada y canalizado al suero comencé a dar mí me mejor actuación entre gritos , insultos y llanto de dolor expresando que prácticamente daría a luz en el pasillo de ese hospital si no me atendían rápidamente , entonces Andrés mientras apartaba a la gente con su vestimenta bien formal de camillero que había robado de los vestidores de los profesionales , yo seguía en mi papel de mujer de estrato uno, mal atendida renegando de la salud de la ciudad y el país .

-Maldita salud pública, nos hacen parir prácticamente enfrente de niños, ancianos y hasta hombres sanos, ¡deberían pagarnos por este bochornoso espectáculo!

Mientras tanto Andrés hacía lo suyo también en su papel del mejor mediador y camillero de la institución.

-Permiso, permiso, ¡apártense del pasillo! Señora respire, respire profundamente, ya casi llegamos al quirófano y podrán salir sus hermosos trillizos, respire.

Así al mejor show mexicano, médicos , enfermeras , pacientes e incluso el mismo policía que estaba regresando con su portátil de comida nos abría paso, subiéndome a una ambulancia en la parte de atrás del hospital y conducida por un enfermero que no era más que uno de los tantos indigentes con los que discutíamos los platos de comida y accedió a cooperar con Andrés, pero con la condición que le garantizáramos por lo menos un plato de comida al día durante un mes , José Martin Alonso Prins " El Ratonero " como era su nombre en el argot de la calle, por habitar en alcantarillas; pero eso sí, tenía una historia que ningún cuerdo hubiera podido comprender . El ratonero mucho mayor que alemán; pero como muchos de los que se encontraban en el bajo mundo; estaba perdido totalmente por el consumo de las drogas. Dicha situación, definitivamente nos daba una primera lección a Andrés y a mí; que por más desesperados que estuviéramos, jamás nos involucraríamos con la maldita droga, obviamente en relación de consumo personal. Así que la promesa al ratonero a mi modo de ser, estaba más que descabellada debido a que si no teníamos ni siquiera para comer nosotros un digno plato de comida una vez al día; menos tendríamos para un tercero.

Salimos airosos de la fuga, la salida del hospital sin pagar un peso, pero nos preocupaba de sobremanera como íbamos a cumplirle la palabra de comida al ratonero, a quien para esta fecha no se nos despegaba ni a sol, ni a sombra. Así fue que volvimos al manhattan a recrear nuestros ojos una noche como tantas.

Hasta darnos cuenta que un taxista aprovechando la borrachera de unos clientes, pidió su dinero como pago de su carrera al lugar, pero a uno de estos se le cayó la cartera, siendo presa fácil de la sobriedad del taxista. Tomó la cartera cuando los clientes se dirigían al lujoso bar y sacó la innumerable cantidad de billetes que tenía para contarlos, tirar la billetera y luego alejarse del lugar muy tranquilo con el botín de dinero.

Esa noche Andrés y yo aprendimos como podríamos ganar dinero fácilmente, así que sin pensarlo dos veces, ese día cambiamos nuestra rutina ; nos despertamos a las once de la mañana , deambulamos un poco por la ciudad y llegamos al manhattan a partir de las once de noche donde ya salían clientes preferenciales totalmente borrachos que habían ingresado al lugar desde las dos de la tarde para tomar su copa y luego embriagados pedir un servicio ocasional de compañía o sexo con una bailarina que se prestara a tal situación. Con dos puñales en mano que el ratonero nos ayudó a conseguir, empezamos a robar a los clientes ebrios que salían del afamado y lujoso lugar.