Capitulo Diescinueve

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Poniendose el barbijo MinHo agarró su maleta y bajando al primer piso donde su hijo mayor esperaba. Un fuerte aroma provenia de la habitación de SeokJin.

-—Papa, ire a poner las maletas al vehículo-—dijo Hyun Joong—¿irás a ver a Jin?

-—Si, espérame en el auto—

Hyun Joong asintió, saliendo de allí. SeokJin tenía sus dias de celos, y a petición del pelinegro era estar solo en casa, bajo la protección que ponía su padre en la mansión. El mayor nuevamente subió las escaleras yendo hasta el final del pasillo donde salía el aroma de su hijo, toco un par de veces y espero.

—¿Hijo? Soy papa, ¿me dejas entrar?—

Esperando unos minutos, se escuchó un "pasa, papá" de SeokJin, su vocecita temblorosa y avergonzada. MinHo entró, viendo a su hijo cubriendose con varias cobijas, sabiendo que eso podía aumentar todo. Las mejillas de SeokJin estaban rojizas y sus labios de igual forma, esos cabellitos azabache caían desparramados sobre sus ojitos de hámster.

-—Bebé, estamos listos para irnos-—se sentó al borde de la cama. SeokJin puchereo, acercándose y dejar que los besitos de su padre lo tranquilizaran, a veces era tan apegado a su padre por mimos—-Ya me tengo ir pequeño—

—V-volveran? No quiero estar solo mucho tiempo...—

-—Pasará todo esto y volveremos lo más rápido posible, ¿Mh? —lo
abrazo, acariciando la cabeza de su hijo

—Tendrás que estar solo por
unos días—

El Omega de SeokJin chillaba con la sola idea de estar solito en casa, se sentía muy indefenso sin su padre y hermano alrededor,
molestándolo y consentirlo entre bromas, ahora... Odiando su celo, tenia que estar en casa.

Habia faltado dos días a clases desde que sus dolores comenzaron hacer acto de presencia

—Papá.

-—Tu hermano estuvo cocinando todo el día para dejarte comida en el refrigerador, tendrás de sobra... Y compramos dos cajas grandes de tu bebida favorita —-SeokJin asintio, tranquilizandose a los mimos de su padre

—La llave esta en mi habitación, dejare la casa a base de seguridad. Estarás a salvo, salo no habrás la puerta a nadie.

Con un puchero en los labios, SeokJin asintió vencido, Abrazo una vez más a su papá, hasta verlo salir de la habitación, escucho unas pasos hasta que la cerradura de la puerta principal se escuchó en toda la casa. Chilló molesto a los dolores en su vientre, sus manos empuñaban las sábanas bajo su cuerpo a cada tironco que se presenciaba y su deditos de los pies no evitaba en retorcorse al calor que lo invadia como fuego hiriente.

Entre lágrimas en los ojos y dolor en su cuerpo, con la voz de su Omega

—N-nam, Alfa, por favor~—

¡No Soy Gordito!  ɴᴀᴍᴊɪɴ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora