Epílogo.

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Cinco meses después.

Mis párpados pesaban, evitandome abrir mis ojos. Examiné mi entorno intentando adaptarme a la brillante luz que se interponía entre mi vista y la habitación.

-¿Donde estoy?

-¿Puede decirme su nombre?

-No lo recuerdo- Murmuré.

-Hmm...

El señor de bata blanquecina se acercó a mi con una aguja para luego inyectar un extraño liquido verdoso. Mi vista se tornó algo nublada, mis ojos comenzaron a cerrarse nuevamente, prohibiendome ver que hacían conmigo.

(...)

Al volver a abrir los ojos, pude observar que me encontraba en una pequeña habitación blanca con algunas maquinas a mis costados, pero ya no se encontraban conectadas. Me sentía algo mareada apenas podía sentarme en la camilla.

Un extraño sentimiento de perdida se apoderó de mí. Apreté mi cabeza intentando parar el dolor, poco a poco disminuyó hasta desaparecer. Con dificultad caminé hacia el pequeño baño donde lavé mi rostro con abundante agua tibia. Miré mi rostro en aquél sucio espejo, logró aterrorizarme.

Mi piel era más blanca a lo que uno acostumbraba a ver, mis ojos tenían un color rojo fuego al igual que mis labios.

Observé fijamente mis ojos, a decir estaba encantada con aquél aspecto que tenía.

Una fuerte punzada en mi pecho hizo que cayera al frío suelo.

El sentimiento de dolor, perdida y malicia aparecieron, por un momento creí volverme loca. Cerré mis ojos y presione mi pecho intentando calmarme. Logré ponerme en pié, el dolor se fue, pero vino una ocurrencia a mí.

Cogí un bisturí de la mesa de metal y comencé a reír levemente pensando en todo lo que podría hacer con este.

La puerta se abrió dejando ver a un doctor observándome con preocupación.

-Por favor, acuestese.

Reí para luego suspirar.

-¿Puedes decirme tu nombre?

Mi cabeza parecía estallar, intentaba formular una respuesta correcta pero no lograba recordarlo.

-No lo recuerdo.

-Abra los ojos.

Hice lo pedido, el doctor colocó una luz en mis ojos mientras que observaba atentamente estos, como si buscase algo dentro de ellos.

-Doctor Greene, lo necesitan en la habitación dos treinta y tres. Urgente.

Ambos se retiraron, minutos despues entró una enfermera con algo de ropa.

-Han dejado esto en planta baja, me dijeron que era para usted.

-Gracias- Sonreí de lado- ¿Quien lo trajo?

-No me quiso decir su nombre.

-Esta bien.

La enfermera se dirigió al pasillo y cerró la puerta, tomé la ropa y me la coloqué.

Era solo un simple jean negro, una remera y zapatillas negras, una campera de algodón color grisácea. Todos los colores eran de la misma escala. Corrí mi cabello a un lado y volví a coger el bisturí de la mesada.

-Señorita aún no puede salir.

Sin pensarlo dos veces clavé el bisturí en su cuello haciendo que grite. Cerré la puerta con pestillo y observé como moría desangrada. Se sentía tan bien matar.

Varios golpeteos interrumpieron mis pensamientos. El supuesto doctor Greene estaba observando por la ventanilla de la puerta mientras la golpeaba intentando abrir. Sonreí una vez mas y caminé con lentitud hacia la ventana. El cielo estaba completamente nublado. Salté desde ese segundo piso hacia un árbol enorme,logré rasparme varias veces mi cara, pero no logró importarme. La policía se lograba escuchar desde la otra cuadra, maldije en ni interior y corrí hacia el bosque. Pude notar las luces de la patrulla alumbrando el lugar. Subí a un árbol y allí me quedé, observando cada detalle de lo que había provocado.

Pequeño epílogooooo c:
Pronto segunda temporada
Las amo*-*

UnicornZombie__

Cambios | Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora