VI. MENTIRAS PIADOSAS

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CAPÍTULO SEIS
ACTO UNO: AMANECER

El sol brillaba con fuerza sobre las caras de todos los presentes, quitándoles el sueño y la holgazanería

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El sol brillaba con fuerza sobre las caras de todos los presentes, quitándoles el sueño y la holgazanería.

—Han entrenado duro, son más fuertes, rudos y rápidos; se esforzaron. Están listos para este torneo, ¿no?

—¡Sí, sensei! —las voces sonaron seguras.

—¡Error! —Johnny rugió y aventó su lata de cerveza en la dirección de sus estudiantes. Lara y Miguel lo miraron sorprendidos. —Su mejor esfuerzo no es nada. Si quieren ganar el torneo de karate sub -18 All Valley tienen que dar lo mejor de lo mejor. Por eso, a partir de ahora tendrán lo peor de mi. ¿Entendido?

—¡Sí, sensei!

—¿Son perdedores?

—¡No, sensei!

—¿Ustedes son nerdos?

—¡No, sensei!

—¿Están seguros de eso?

—¡No, sensei!

Johnny se pasó las manos por la cara, horrorizado ante la respuesta de sus alumnos.

—¡Muevan esos pies! ¡Vamos!

Todos corrieron en fila india, moviendo los pies entre las llantas.

Miguel lideraba al grupo y pisándole los talones estaba Lara (la cual tenía ventaja al ser más pequeña) y cerrando la línea corría Halcón.

—Sus enemigos los rodean. ¡Destrúyanlos!

Cada estudiante sostuvo un bate de madera o similares y fueron golpeando los vidrios de los coches que estaban a su alrededor.

—Vamos, princesa. ¡Más rápido!

Lara cruzó por el pequeño tablón de madera, intentando mantener el equilibrio y no caer entre el metal y vidrio viejo.

—¡Whoa! —Aisha cayó en la sección de las ruedas de caucho y tras ella cayeron los demás.

Aisha reposaba hasta abajo, con Miguel aplastándola, y arriba de él yacía Lara con Halcón sobre su espalda. Todo eso sin incluir a los que habían quedado más atrás y también tropezaron.

—¿Quieren ganar? Deben tener hambre —Johnny pasó cerca de sus estudiantes, repartiendo pedazos de comida y los observó con malicia—. ¿Tienen hambre?

—¡Sí, sensei!

—Bien — Johnny asintió complacido —. Ellos también.

Y con esta frase sacó un silbato y lo sopló.

Casi inmediatamente empezaron a salir perros, los cuales ladraban y corrían sin parar.

Halcón, Miguel y Lara voltearon a ver a los perros, después se miraron entre sí y comenzaron a correr por sus vidas.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora