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capítulo largo por haceros esperar tanto a una nueva actualización ❤️

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–Estoy derrotado.

El cuerpo de Jeongin se desplomó sobre el asiento de la mesa que siempre ocupaba en el recreo. Seungmin y Jisung ya estaban esperándolo allí, con sus bocas ocupadas en sus almuerzos, y los ojos incrustados en la espalda del zorrito, quién yacía medio tirado en la mesa soltando lloriqueos y jadeitos quejumbrosos.

Jisung tragó lo que estaba masticando, y apoyó su mano derecha sobre la espalda de su amigo, de forma reconfortante. Aún no sabía qué le ocurría al contrario, pero no era muy difícil imaginarse que era debido a su nueva rutina. Ya llevaba una semana y media trabajando junto a Changbin, y aunque no había profundizado mucho en el tema, ni les había dado demasiados detalles, tanto él, como Seungmin, deducían que no era un trabajo sencillo.

–¿Cómo te va trabajando con Changbin? –curioseó el de hebras chocolate, con sincera curiosidad.

Seungmin se había mantenido al margen de aquella situación, y no mostraba real interés en como transcurrían los días del zorrito en la zona neutra de la ciudad. Se contentaba con observar su estado, y comprobar que estaba mínimamente bien. Tampoco parecía realmente afectado, salvo algún día que llegaba derrotado junto a ellos. Justo como hoy.

–Es... Extraño –admitió Jeongin tras dudar unos segundos de su respuesta–. No me parece complejo. Lo único que me cuesta es interactuar con los clientes, puedo notar en sus miradas que me estudian fijamente... Todos saben que no pertenezco allí –desarrolló su respuesta, dándole un final más satisfactorio para sus remitentes.

Aquella semana y pico estaba siendo una experiencia para el pelirosa. Sus ojos comprobaban por sí mismos muchos de los rumores que iban de boca en boca por las calles de su barrio acerca de las condiciones de vida tras el muro que los delimitaba. Notaba ciertas exageraciones en lo que había escuchado, pero varios aspectos estaban ceñidos a la realidad misma. La gente del sur no le transmitía lo que se dice tranquilidad, aunque había conocido a personas que se salían de los estereotipos.

Sin contar a Felix, pues él resulta ser del centro neutro, los amigos de Changbin no son crueles y endemoniados sin empatía alguna por los demás seres de su misma especie. Salvo Minho, todos le habían tratado bastante bien –dentro de las expectativas por el subsuelo que tenía antes de llegar allí.

Chan era un encanto, y siempre que se cruzaban le dedicaba sonrisas; Felix, como siempre, tenía esa expresión cómplice y juguetona que, en ocasiones, le ponía los pelos de punta a Jeongin, aunque había demostrado ser un chico agradable; Minho, a diferencia del resto, casi no le dirigía la mirada, cosa que agradecía. Las veces que cruzaron palabras no fueron muy cómodas para el zorrito, y prefería mantenerse alejado de aquel pelirrojo si no quería llevarse disgustos.

Y por último estaba él. El misterioso chico de hebras rubias y labios gruesos. No habían vuelto hablar, apenas cruzaba miradas con él. Jeongin era un chico más bien tímido, y no solía dar el primer paso. En esa circunstancia aún menos, puesto que no tenía del todo claro si su presencia terminaba, o no, de agradarle al contrario. Lo último que quería era suponerle una carga al rubio que tan amable había sido con él unos días atrás, y él, de hecho, no se veía animado para mantener otra charla con el zorrito. Su interacción se había quedado aparcada en la semana anterior.

Tattoo || HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora