‹‹ w i l d e s t d r e a m s ›› | jackbeom

O1; arrival

❲ 🌉 ❳
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La estación de Busan les da la bienvenida justo a tiempo, faltaba poco para que anocheciera y no dudaba en que Jinyoung los dejaría a su suerte si no llegaban a tiempo.

Cuando el tren se detiene, los pasajeros a bordo del vagón toman su equipaje y bajan con tranquilidad. Ellos apenas consiguieron empacar lo imprescindible en un par de maletas antes de huir.

Jaebeom estaba por bajar, sin embargo, un pequeño jalón en su manga lo detiene. YuGyeom no parece tener intención alguna de levantarse de su asiento, mantiene la mirada perdida en la ventana. Su rostro refleja el conflicto interno que ha tenido que enfrentar los últimos días.

—Yug...

—Ni siquiera pude despedirme, hyung —interrumpe. Jaebeom sabe a lo que se refiere, a él también le hubiera gustado hacerlo.

Jaebeom dobla sus rodillas para ubicarse a la par de YuGyeom, sostiene las pálidas manos del menor para llamar su atención y, tras un par de caricias, finalmente la obtiene. Es fácil notar las lágrimas acumuladas en sus ojos y la manera en que su rostro se contrae para evitar romper en llanto.

—Lo sé, pero no es tu culpa. Ellos no habrían querido que pagues por un error que no cometiste, lo sabes bien.

El menor niega con furia, un par de gotas rebeldes se deslizan por su mejilla.

—Estamos escapando de los problemas, no creo a ellos les hubiera dado mucho orgullo saberlo —responde con una sonrisa amarga, usa la manga de su suéter para limpiar su rostro.

—Que terminaras muerto o en prisión tampoco les haría mucha gracia —replica severo. Jaebeom entrelaza sus dedos con los contrarios y vuelve a ponerse de pie, jalando el cuerpo del menor hacía arriba —. YuGyeom, confía en mí, ¿Puedes hacerlo?

El pelinegro suspira resignado, porque Jaebeom es lo único que le queda y no quiere perderlo por nada del mundo. No lo soportaría.

Asiente con tristeza, dejando que el mayor lo guíe hacía la salida del tren mientras que, con la mano que tienen disponible, arrastran consigo sus maletas.

— ¿Ya me dirás a dónde vamos, hyung? —se atrevió a preguntar YuGyeom.

Hasta ese momento, el pelirrojo lo había tenido dando vueltas. Esquivando la pregunta de mil formas y eso solo hacía que la intranquilidad de YuGyeom aumentara. ¿Qué tan malo podría ser?

—Ya que estamos aquí, no veo porqué seguir ocultándolo... —Jaebeom no lo mira, solo continúa avanzando junto a él hacía la puerta del tren —vamos al circo de Jinyoung.

Bien, podría ser muy malo.

Sin pensarlo, su mano se sostiene en la varilla de la puerta, causando que Jaebeom tropiece por el brusco jalón en su brazo.

—No.

Jaebeom clama paciencia porque sabe que si no logra convencer rápido a YuGyeom la conversación se extenderá más de lo deseado y los preciados minutos que tiene de ventaja se desvanecerán entre las palabras, avanzando sin ellos. Sin contar que aún les queda un pequeño camino por recorrer, claro.

—YuGyeom-ah, sabes que no tenemos tiempo.

—Pero, hyung. ¿Por qué justo con él? Sabes que ese hyung me odia —reniega YuGyeom como niño pequeño —. ¿Acaso él sabe qué iré yo también?

—Sí, lo sabe —la sorpresa en los ojos oscuros de YuGyeom es notoria pero se mantiene callado —. No le ha hecho mucha gracia pero nos está ayudando, Yug. Necesitamos salir rápido del panorama, no hagas las cosas más difíciles para mí cuando estoy luchando por protegerte.