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Skyler

Mis ojos estaban pegados a los de Chase y reflejaban terror y confusión. Había vuelto a meter la pata, y me recriminaba a mí misma por mis acciones, pero también recordaba cuán importante era para mí volver a ver a Chase. Sentí miedo al pensar en mi madre enojada al contarle sobre mi visita al infierno y las dos consecuencias que traía conmigo por hacerlo. Mi familia iba a querer asesinar a Sam por haberme dado la idea de hacer esto sin consentimiento de parte de mi madre.

Oí ruidos alarmantes algo lejanos, provenientes de la habitación de la que salí huyendo, y presencié lo alarmante que era la situación en cuando vi a Sam correr por el pasillo.

Tenemos que irnos dijo de inmediato, mientras la sangre corría desde su sien izquierda. Tenía moretones en la cara, el labio roto y manchas de sangre sobre la ropa. El demonio le había golpeado demasiado duro y se podía notar.

Sam bajó su mirada a Chase, con intenciones de decirle algo, pero una fuerza lo empujó contra la pared más cercana. El demonio atravesó el pasillo, cruzando inmediatamente miradas conmigo. Me aferré al brazo de Chase, y éste se puso de pie con dificultad y dolor para impedir que algo me pasara. Pero para ser sincera, era como si Chase tuviese la fuerza de un humano normal, porque sus heridas seguían siendo tan letales y estropeaban su capacidad para poder defenderme sin caerse en un solo movimiento. Pero él lo intentaba, y eso me hacía amarlo más.

No te le acerques dijo firme.

El demonio simplemente rio, y con un movimiento de su mano, arrojó a Chase hacia un costado, logrando que éste golpease su espalda contra la pared y terminase en el suelo. Como instinto, quise ir a ver cómo estaba, quise ayudarlo, pero el demonio también me lanzó contra la pared, una situada a metros de distancia de mi novio, y me mantuvo allí pegada, a centímetros del suelo, y casi sin poder respirar del golpe. Sus ojos negros estaban clavados en los míos, suponía que algo me quería decir, por lo que decidí apartar mis ojos de los suyos y clavarlos en Sam, quien ahora estaba de la misma manera que yo, intentando liberarse.

Sam vio el terrible miedo en mis ojos, y tomó las riendas de la situación y provocó al demonio, haciendo que éste lo mirase. Pero yo seguía pegada a la pared, removiéndome incómoda. El demonio tenía mucha fuerza mental. Chase se levantó del suelo como pudo, y casi vuelve a caer en un momento, pero se sostuvo y caminó despacio hacia mí. Faltaba poco para que despertáramos con Sam, y eso me dejaba aliviada, porque quería salir huyendo de este infierno, pero Chase estaba allí, solo, sufriendo, y quién sabe qué iban a hacerle cuando él se encontrase solo.

Volví un segundo mi vista a Sam, quería ver cómo estaba él: su piel estaba volviéndose colorada, y no hacía falta ser adivino para asegurar que el demonio estaba ahorcándolo con la mirada. Segundos después, justo cuando Chase llegó a mi lado y tocó mi piel con sus temblorosas manos, el aire también se ausentó en mis pulmones, y fue cuando sentí el verdadero terror. Si moría aquí iba a ser lo mismo en la vida real. Pero luego volví a pensar en que faltaba poco para despertar. Dentro de un momento despertaríamos con Sam y todo ese infierno se acabaría para nosotros. Para nosotros.

Chase me observó a los ojos, mirándome preocupado y desesperado, sin saber bien qué hacer. Me acarició las mejillas un segundo, y luego se dio la vuelta, y todo malherido, corrió hacia el demonio y lo empujó con todas sus fuerzas hasta que éste chocara contra una de las viejas paredes. En ese mismo instante, Sam y yo caíamos al suelo, con nuestras vías respiratorias libres.

¡Váyanse! gritó Chase, y fue golpeado por el demonio luego, quien me miró con ojos de querer asesinarme. 

Sam se acercó rápido y me levantó del suelo. Hice muecas de dolor, todo el cuerpo me dolía.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora