Capítulo 4 Planeando la venganza perfecta

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Draco tenía claro cómo proceder, y la sonrisa de Hermione le confirmó que ella estaba también de acuerdo.

- Bien, te lo explicaré cuando hayamos llegado a las mazmorras, ahora déjame revisar una cosa, - vio que McGonagall ya no los observaba y aprovechó que todavía había cierta mirada de curiosidad en algunos alumnos de Ravenclaw y Griffyndor y aprovechó la atención que tenían - sólo sigue actuando como lo haces, y cuando te diga quiero que corras lo más feliz posible por el pasillo mientras me abrazas y ríes. Como si estuvieras a punto de hacer algo que estuviera prohibido.

- Es que lo más probable sí haga algo prohibido - rio y se separó de Malfoy, lo tomó de la mano y asintió avisándole que estaba lista.

Draco volvió a acercarse a ella con la intención de besarla y Hermione se volvió a parar de puntillas recibiendo un beso aún más ansioso que el primero que compartieron. Ahora él llevaba el ritmo y la volvió a tomar de la cintura, se atrevió a llevar la mano un poco más abajo. Hermione rompió el beso lentamente y suspiró con los ojos cerrados recargando su frente de la de Draco y entonces él la jaló abrazándola contra sí. Mientras a los ojos de todos le susurraba algo dulcemente al oído.

- Granger, a la de tres me sigues como te dije.

Los demás alumnos que no perdían detalle de la escena veían a una pareja enamorada, Draco la trataba con mucha admiración y Hermione suspiraba, queriendo llenar más los pulmones de la esencia de Draco. Por supuesto nada de eso era cierto, hasta hacía más o menos unos 20 minutos en lo que concernía a todos en Hogwarts, ellos dos eran las personas más incompatibles que podían existir. Pero por venganza las personas son capaces hasta de aliarse con sus enemigos.

Sin embargo, todos los alumnos que quedaban, sólo vieron a una pareja enamorada saliendo a prisa por el pasillo, abrazándose y besándose a cada momento que podían mientras intentaban avanzar rumbo a las mazmorras. Pero ninguno era tonto, si bien sabían que por ese camino no se iba a la sala común de la Griffyndor, sabían que tampoco se dirigían a la sala de Slytherin pues nunca podrían encontrar un lugar para estar solos en ninguna sala común. Así que aunque fuera un misterio a dónde se dirigían era más que obvio que querían estar solos y buscaban un sitio mucho más privado.

Varias alumnas suspiraban ante la nueva pareja mientras que todos se preguntaban cómo había sido posible que dos personas tan diferentes terminaran enamoradas. Ya querían que fuera el día siguiente para tener más información. Los alumnos se empezaron a ir, ahora rápidamente, a sus salas comunes para poder contarles a todos lo que habían visto.

Mientras los "enamorados" avanzaban lentamente por el pasillo que conducía a las mazmorras riendo y tonteando, dándose pequeños besos. Tomados de la mano. Hasta que dieron vuelta por el tercer pasillo y se dieron cuenta que ya no estaban a la vista de nadie. Hermione rompió el contacto primero. Se soltó de la mano de Draco y se puso seria.

- Creo que por fin estamos solos, ¿a dónde vamos?

- Calma, trata de bajar la voz hasta que lleguemos. No quiero que Peeves nos arruine los planes.

Siguieron caminando en silencio, Draco la condujo hasta que entraron al salón de Pociones. Ella sin entender mucho se mantuvo observando a Malfoy. Este a su vez sacó la varita e hizo un movimiento. Hermione se puso tensa un momento, pero se tranquilizó cuando vio que de la punta de la varita de Malfoy salía un trozo de pergamino, tinta y una pluma. Escribió algo y con otro rápido movimiento hice desaparecer todo.

- ¿A quién le enviaste ese papel? - preguntó recelosa.

- A Snape, sólo le aviso que necesito su salón esta noche. Tampoco quiero que se presente aquí de sorpresa.

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