Ángela Kovalova.
Moscú, Rusia.
Feb 25, 2020
Al entrar a la sala cada mirada se posa en mí y es algo a lo que estoy acostumbrada; sin embargo, en esta ocasión mi ego se alimenta grandemente, ya que estoy en un espacio ocupado por muchas personas exitosas y eso me hace sentir bien de alguna manera, especialmente cuando sé que por mi apariencia no es que me dedican su atención -aunque no he de negar que más bella que yo no encontraran a nadie en los próximos 1,000 kilómetros-.
La admiración me provoca satisfacción, me hace sentir grande y es por eso que me yergo alisando las solapas de mi traje. A mi corta edad he conseguido lo que a muchos le costó años. Sé que voy caminando por un sendero lleno de vidrios y fuego, pero voy midiendo cada uno de mis pasos y controlando su peso, porque no me voy a lastimar, tampoco permitiré que alguien lo haga.
Por otra parte, debo admitir que trabajar con Ares Kyrgyakos será lo que me abrirá más puertas en el mundo automovilístico. No solo será el hecho de tener un apellido tan reconocido como el mío, será más bien tener la consideración y recomendación del mejor ingeniero automotriz de todos los tiempos. Aquel que se posicionó por encima de todas las compañías fabricantes de autos y aquel que algún día fue el mejor piloto de fórmula 1, el más joven retirado y el más victorioso.
Si hay otra razón por la que decidí aceptar esto es porque el tonto no es tan tonto en lo que hace; es un genio, 28 años y es un absoluto cerebro, se posiciono dentro de los 100 hombres más ricos del mundo a sus 22 y de ahí solo hace aumentar de posición.
Como profesional lo admiro, pero como persona quisiera que se le caiga el pelo.
Analizo el lugar que luce como un salón de fiestas, ya que en lugar de una gran mesa hay una barra con taburetes, hay bocadillos, bebidas y... galletas con la cara de Alex Gorvachov, evito rodar los ojos avanzando hasta la gente.
Mijaíl, un viejo amigo de mi padre aplaude a penas me ve sacándome una sonrisa. Distingo a algunos ejecutivos, ya que muchos han trabajado en esta empresa desde que era mi padre quien la administraba y los saludo dándole la mano.
Obvio que el presidente y el vice presidente de la empresa se encuentran acá, así que trato de no establecer contacto visual con ninguno, pero el primero se da una vuelta tal modelo de Armani y me es imposible no husmearle el rostro.
Se cortó el pelo... respiro profundo y trago seco con la mirada que me dedica, pero trato de mantener la compostura.
—Felicitaciones Kovalova -me dice la directora del departamento de publicidad -Nada como trabajar en el hogar -se presta sonriente.
Conozco a quién se supone debía conocer, menos al castaño que le gusta ver el mundo arder y no arder en él, a Gorvachov no lo había visto más que en fotos según recuerdo.
Soy educada al saludar y dar las gracias cuando me felicitan; evito acercarme a Ares Kyrgyakos, pero siento su mirada calarme cuando me pongo de espaldas a él. Hoy captamos la atención de los medios, él por hacer lo que le da la gana en la industria y yo por tener el talento suficiente para que un experimentado se interesara en mí.
Experimentado...
Pese a que no di la cara por mucho tiempo, hace un mes que incluso la federación nacional de automovilismo tiene idea de todo esto y es teoría que el idiota estaba usando la ley de la atracción, pues yo aún no le confirmaba y las especulaciones habían empezado.
Finjo una sonrisa agradable cuándo uno de los pilotos llega a saludarme. No soy fanática de hablar con las personas, pero puedo no lanzarles veneno.
—Debo decir que ninguna fotografía te hace justicia -empieza.

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Tentaciones Y Deseos Impuros
RomanceAres Kyrgyakos es un exitoso ingeniero automotriz que dirige actualmente la empresa líder en el mercado automovilístico; posee una inteligencia innata para diseñar, crear y destruir, cuando sus habilidades se juntan para lograr un objetivo, Ares sac...