Ese chico es callado y misterioso.
Siempre se sienta al fondo de la clase y siempre lleva sus audífonos grandes puestos.
No sé qué tipo de música escucha, ni porqué no presta atención a la clase, pero tengo que decir que me interesa muchísimo conoce...
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—Han... ¿Han probado comunicarse con él? —preguntó mi madre. SooBin y yo nos miramos y luego negamos.
—Sería inútil, de todos modos no contestaría ninguno de nuestras llamadas... —susurré con mi ánimo por el suelo.
—¿Y por qué no prueban con el mío? —ofreció mi madre y nosotros dos nos miramos con nuestros ojos grandes.
—Bueno... No perdemos nada con intentarlo, ¿No?
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—Bien, ¿Quién hablará? —preguntó SooBin sobando sus manos con notorio nerviosismo.
Yo lo miré a los ojos, miré a mi madre y por último miré el teléfono. Inhalé profundamente y luego exhalé de igual manera. Mi cabeza daba miles de vueltas ahora mismo. Necesitaba relajarme, necesitaba respirar, si no podría cometer algún error. Pero, dadas las circunstancias, sentía que yo era la que debía hacerse cargo del asunto. Yo me sentía mal, yo me sentía culpable por lo que BeomGyu vio. Yo sentía que le había fallado a pesar de que mis intenciones eran buenas. Me sentía entrometida y divulgadora de secretos valiosos... Y realmente no quería ni imaginarme como estaría él en estos momentos.
Así que sí, debía hacerlo yo y aguantarme cada una de sus quejas, aguantarme sus actos impulsivos llenos de resentimiento. Fue mi culpa que él lo malinterpretara, porque siendo realista, viendo lo que él vio yo también lo hubiese malinterpretado. La situación se dio justo, y la responsabilidad de guardar su secreto era mía. Si bien esa no fue mi intención, igual estaba actuando mal al no haber dicho simplemente "No hablemos de esto" o tal vez "Es algo valioso para BeomGyu, no nos entrometamos."
Todo este tiempo estuve pensando solo en mi misma, en cada paso que daba para llamar su atención y arruinándolo todo de igual forma, pero sin mirar o siquiera pensar en lo que a él le sucedía. Me repetí a mi misma muchas veces que yo no era el eje principal en la vida de BeomGyu, pero sin embargo actué como si lo fuese, pensando en lo que él pensaría de mí, olvidándome completamente de él. Esa era mi falla. Si me hubiese interesado de verdad en lo que él sentía, todo hubiese sido diferente y no estaríamos metidos en este gran problema.
—Yo lo haré. —dije firme captando la atención de mi madre y de SooBin.
—¿Estás segura? —preguntó SooBin preocupado.
—Sí, lo estoy. Es principalmente mi culpa.
—¡Pero yo también tengo la culpa! ¡Yo fui el descarado que divulgó todo sin saber! —exclamó SooBin con su ceño fruncido—. No te lleves la carga sola, HyeMin...
—Por eso mismo es más mi culpa. —SooBin me miró preocupado y a la vez confundido. Yo continué—: La diferencia está en que tu no sabías nada acerca de ese secreto que por alguna razón BeomGyu quiere ocultar. —expliqué—. Yo sí.
