14_El tiempo junto a ti (Amir)

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Ella entró en mi vida de la forma más absurda. Luego del dulce incidente con la chica del Club Acuario, si soy honesto, no pensé volver a sentir algo parecido, ni de cerca. Estaba equivocado; Ainhara me gustó desde que aterrizó encima de mí. Fue imposible olvidar su expresión en los próximos días. Deseaba volver a verla y a consecuencia, resolví contarle a Damián los planes que tenía en mente. De manera que él me ayudó a encontrarla con ese entusiasmo que lo caracteriza. Después se negó a que la llevase a la galería, pero me mantuve tozudo y bueno digamos que el resultado habría sido un poco mejor de haberle hecho caso.

Mi negativa a contarle que la cita fue un desastre es tan clara como que me llamo Amir, sin embargo, sé que pedirá explicación por este humor de porquería que traigo. De modo que lo conduzco al patio trasero del apartamento, con idea de contarle sobre lo ocurrido con los ADN.

Cabe destacar que ambos conocemos de su existencia, pues nuestras familias tuvieron a bien no poseer secretos, sino contarnos sobre posibles disturbios que supondrían obstáculos en el transcurso por retomar nuestro legado político.

— Esto será un camino difícil –concluyo el relato–, por lo mismo tenemos que apoyar a los nuestros. Sé que no te entusiasma la idea, pero también sé que lo harás.

Quedo a la espera de su intervención. Sí, es cierto que no se las lleva bien con sus padres, no obstante, él los ama. Por lo mismo sé que su reacción será a nuestro favor. Damián asimila lo escuchado en tanto se pasea de aquí para allá y viceversa. Seña de que está enojado. De imprevisto hace reventar una maseta contra el suelo. No alega nada más. Con paso rápido lo veo retirarse hacia las escaleras y yo como siempre quedo en ascuas.

Quisiera regresar a Hill. Sin embargo, nadie ha solicitado que lo haga y eso significa que mis padres prefieren que permanezca en Musa. Además, ellos son suficientes para manejar la situación. Aunque, a pesar de ello no pego ojo en toda la noche. Divago entre Ainhara y los besos que nos dimos, así como también me pregunto qué haremos en la próxima cita.

Cavilo después en lo molesto que me resultan esos difamadores. Mi madre ha de estar furiosa (seguro despidió ya a algunos anexos o empelados), porque esa es la forma en que suele reaccionar: con fiereza, cabeza fría y un buen plan. Al ser su hijo puedo ver más allá de los títulos con los que tienen por costumbre etiquetarla en la prensa o las revistas: «Experta del Año», «Cabeza de la Tecnología en Hill» o «La Frívola Mujer de River City» bla, bla, bla. Sin embargo, sé que para ella ser parte del legado de las Penínsulas es su sueño; aquello para lo que se ha preparado desde que tengo uso de razón.

Por otro lado, ocuparse en los negocios, la Élite y lo demás, sirvió para ayudarla a sobrellevar la desaparición de mi hermana y enfrentarse a la vida. Nadie puede culparme o señalarme mal por admirarla, de manera que no consiento que nadie venga a difamarla.

No sin antes conocer lo que le ha tocado vivir.

***

— Veo que escogiste un perfecto atuendo para la ocasión.

Por instinto rodeo su cintura al tenerla cerca. A la verdad traigo puesta ropa de Damián, la más antigua y deportiva que tenía en casa. Además, estaba sucia, así que por ello amanecí en una lavandería luego de que en la noche Ainhara se las arreglase para contactarme y poner fecha con lugar a la cita de hoy.

Mencionó que vinera sin mucho remilgo, por tanto, cumplí.

— ¿Nos vamos ya? –consulta– Es tarde y si nos demoramos mucho se hará de noche...

— ¿Qué? ¿No puedes llegar tarde? Pensé que serías de esas chicas rebeldes que entran en casa a hurtadillas a altas horas de la noche para que los padres no la descubran –bromeo con ella fingiendo decepción.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora