—No lo creo—respondió Remus antes que nadie—. Es su padrino después de todo. Jamás ha tenido en mente hacerle daño de ninguna manera.

—Pero debe estar muy perturbado por todos los años que pasó en prisión—exclamó Minerva, muy seriamente—. No podemos tentar a la suerte de creer que jamás lo lastimaría solo por eso.

—Odio admitirlo, pero existen excepciones—bufó Snape.

—Severus...

—No me pregunten quién, pero lo sé.

Incluso si todos, incluido Albus, sentían gran curiosidad por saber de quién estaba hablando, se abstuvieron de preguntarle. Severus esperaba que Narcissa y Lucius no se molestasen sólo por insinuar que hablaba de Bellatrix.

— ¿Estás diciendo que podría quedar la suficiente cordura en él como para que no atacar a Harry ni a nadie?—preguntó Pomona, escéptica.

—Estoy diciendo que hay que hacer el intento. Si lo atrapan, será condenado a recibir el beso del Dementor. De eso no cabe duda.

Todos se estremecieron al escucharlo. Nadie jamás había presenciado uno, ya que se decía que era imposible de soportar. Y según Albus, ése era un destino mucho peor que la muerte, vivir eternamente sin alma.

—Tenemos poco tiempo, los Aurores y el Ministro vendrán al castillo para asegurarse de que todo está en orden. Si queremos proteger a los alumnos, debemos pensar bien antes de actuar.

—No creo que sea complicado, Albus—dijo Minerva, esbozando una sonrisa.

— ¿Lo dice la jefa de Gryffindor?—bromeó Snape, sin malicia, haciendo que ella le lanzara una falsa mirada de molestia, aunque luego rió suavemente.

Vaya complicidad, pensaron los otros dos jefes y Remus, impresionados. A veces se sorprendían de ver a Severus siendo menos seco y/o sarcástico con Minerva y Dumbledore.

Cuando salieron de la oficina, Severus vio que Remus se iba por el lado contrario a su salón y se perdía tras casi «chocarse» con el fantasma de una mujer que casi nunca veía, la cual lo siguió un poco antes de esfumarse. Sin olvidar lo que antes había pasado en la oficina, Snape se dijo que debería vigilarlo.

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Pocos días después, tanto Harry, como Ron y Hermione estaban buscando a sus respectivas mascotas con la ayuda de Draco, Luna y Neville. Hacía ya un tiempo que no sabían nada de ninguna y estaban más preocupados que nunca. Scabbers había desaparecido unos días antes que Crookshanks, por lo que no había posibilidades de que el gato se lo hubiese comido. Y Hedwig había estado extraña antes de desaparecer, ya que casi no le había puesto mucha atención a Harry, pero el joven creía que quizás estaba molesta por otras cosas; quizás él no le había puesto la atención que necesitaba.

Hermione dijo que su gato estaba extrañamente distante y que casi todas las noches salía del cuarto. Al principio había pensado que sólo iba al baño o que necesitaba un momento para sí mismo. En el caso de Scabbers, Ron creía que se vivía escondiendo del gato cuando no estaba con él, así que no haberlo visto durante un tiempo.

Durante las clases apenas se podían concentrar debido a la preocupación de que cualquier cosa les podría haber pasado a sus mascotas. Aunque en ocasiones pudieron escribir más de cinco centímetros en sus pergaminos, la mayor parte del tiempo estuvieron haciéndose ideas bastante erróneas sobre lo que les pudo haber pasado a Hedwig, Scabbers y Crookshanks. Draco, Luna, Neville, que pasaban más tiempo con ellos, intentaron varias veces despejarlos, pero entendían que debía ser difícil si no tenían notica alguna.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now