Capítulo 5

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 - Joven Potter – interrumpió Severus Snape, al ver que nadie quería aceptar lo que era necesario comentar, mientras vigilaban a la pequeña que seguía siendo abrazada por el aterrador conejo de peluche (opinión de muchos de la sala que temen a los boggarts) -, me gustaría comentar lo que nadie más se ha atrevido a hacer, pero la señorita Black-Whitefairy necesita de unos conocimientos que solo se disponen en la mansión familiar de los Whitefairy, la cual también tiene una librería muy bien surtida, y quizás podamos encontrar que venenos han usado en ustedes, y como combatirlos en todos los casos, ya que es posible que no cualquier antídoto pueda curarle, sin matar a sus hijos nonatos.

*Lo mejor es que todos nos vayamos a Whitefairy Manor para que los pacientes os mejoréis, y el resto buscaremos la información que hay, esa es una biblioteca que ninguno de nosotros ha pisado.

Remus se acercó a la niña para volver a cargarla, pero el conejo no parecía dispuesto a soltarla.

-Toto dishe que los lobos shon peligoshosh, etá peocupón poque no quede que tu me agash pupita...-explicó al entender que pasaba entre ambos- pedo... tu eresh uno de los amoresh de papa Siri... no me hash hecho pupa tapoco... así que eshta bien que Toto me shuete.

Remus se rió suavemente y se acercó para poder cargar a la niña, el conejo simplemente se encogió para volver a ser cargado por la pequeña quien lo apachurró entre sus brazos, mientras se dejaba mover por el adulto sin problema.

-Bien, joven Potter- volvió a llamar la atención el pocionista al darse cuenta que su paciente más joven no se había tomado aún las pociones- se ha de tomar los tres frascos, antes de poder ingerir ningún alimento, le ayudarán a absorber mejor los nutrientes, le calmarán los dolores que siente y le darán algo de vitaminas y suplementos que necesitan los hombres embarazados, para que, en caso de que desee dar a luz, el parto sea menos peligroso.

Harry al oír la explicación, sin mostrar asco alguno se tomó las tres botellas, mientras deseaba poder enjuagarse la boca después de beberlas, pero no se iba a quejar.

- Aster – llamó Draco al recordar el amor al dulce de su morena pareja, al fin y al cabo, pudieron estar peleándose de las peores maneras, pero siempre quiso estar al tanto de lo que hacían sus parejas, y también que cosas les gustaban u odiaban. Al escuchar un chasquido en el aire continuo-. Trae un chocolate caliente para Harry.

-Como el señorito Draco ordene- dijo con una inclinación el elfo domestico. Y con otro chasquido, apareció una taza humeante de chocolate caliente en las manos del joven Potter.

Todo quedó en silencio hasta que Harry se acabó su bebida.

- Volviendo al tema de irnos a Whitefairy Manor- dijo esta vez George con voz calmada- yo estoy de acuerdo en ir todos allí, al fin y al cabo, quizás encontremos la cura a todos los problemas que tenemos.

Fred asintió dando su apoyo a su gemelo. Harry, James y Sirius aceptaron que tenían que ir, si era posible encontrar las curas en ese lugar.

Por otro lado, Draco se dividía entre ir con ellos o acabar de cerrar su compromiso con Astoria, y Lucius, aunque no desea dejar a su pareja sola, tenía que hablar con su esposa sobre el divorcio y para poder cortejar a su pareja correctamente, no pensaba dejarlo soltero después de haberlo dado por muerto por casi 20 años.

Severus iba a tener que ir si quería encontrar que pociones y curas necesitaban los pacientes, era el mejor en la materia y Remus no iba a dejar que sus parejas se alejaran de él, y mucho menos abandonar a su pequeña cachorrita quien se dejaba coger fácilmente, aun si temblaba de terror las primeras veces.

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Al fin llegó a una especie de lugar, estaba rodeado de niebla, pero sentía que todas sus partes separadas iban al mismo punto.

Harry Potter y la Herencia RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora