tres segundos en la zona

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Lauren

No tengo muy en claro qué fue lo que pasó en ese momento. Nisiquiera sé cómo fue que acepté ese juego que Camila meproponía. ¡ERA VIRGEN! Y Camila, hasta donde había notado,una loca de remate. 

Claro, un poco embarazoso ser virgen a los 17 años -o no, enrealidad no-, pero tampoco iba a convertirme en una niñitaestúpida que se lo daba al primero que se le cruzaba porenfrente... como seguramente hizo Camila. 

Pero, eso no importaba en ese momento. Ella estaba sentada enla barra de la cocina con sus piernas aferradas a mi cintura,besándome con una maestría envidiable y yo perdía la voluntad a cada segundo.

El aire me faltaba a cada momento -por la falta de experiencia- y ella liberaba mis labios los tres segundos necesarios parasoltar el aire que me quedaba y tomar uno nuevo paracontinuar.

Ya había besado a otras personas, tampoco soy tan santa pero,sólo hombres, nunca una mujer a pesar de que estas megustaran más que los primeros. Era extraño, pero sus labios meparecieron mucho más deliciosos que cualquiera.

Me sorprendí cuando me descubrí a mí misma aferrando su cintura con una mano mientras la otra caminaba, "disimuladamente", hacia el cierre de su corset para soltarlo. ¿Qué tan lejos quería llevar las cosas?

No podía detenerme, era algo en su aliento, en su belleza, que me drogaba, me controlaba. Vale, tampoco de forma tan dramática. Me gustaba lo que pasaba.

El sonido del cierre pareció excitarla. Soltó mi boca y levantó la cabeza sacando el pecho como si quisiera que sus senos salieran rápido de ahí.

Efectivamente. La blusa cedió más rápido y pronto tuve sus senos desnudos frente a mí; para mí que no sabía nada de eso.

Tenían una redondez perfecta, como los que se ven en la televisión de esas actrices que se operan todo. Claro que Camila no tenía nada operado, que yo supiera...

Por instinto la besé de nuevo, esta vez, bajando lentamente por su barbilla, su cuello y la clavícula hasta alcanzar uno de sus endurecidos pezones.

Y ahí estaba la inexperiencia de nuevo... Lo mordí como había visto hacer en varias películas y Camila soltó un ligero quejido

- Auh...- susurró cuando la mordí por segunda vez.

Dejé sus senos por la paz. Ya debía tener más que confirmado que yo era una completa novata. En sus palabras, "una tonta sin experiencia".

Mis manos, al verse desocupadas, fueron al único lugar restante: las piernas.

¿Qué hacia esta chica para ser tan perfecta? Tenía una piel tersa, como la de un durazno, pero a la vez firme. Ok, era una porrista, al menos debía tener unas piernas muy bonitas, era lo que más mostraba ¿no? ¿Era normal que pensara en tantas cosas en ese momento?

Como que mi acto la calentó mucho más porque la sentía temblar y aferrarse con más fuerza. Algo en mi respiración me indicó que yo también lo estaba.

En ese momento mis manos estaban apretando su cadera y los pulgares buscaban hundirse en ese hueso sexy que se le marcaba.

Algo empecé a buscar bajo su falda y cuando por fin lo encontré, la humedad me sorprendió y me excitó.

Menos mal que la puerta sonó o no sé lo que hubiera pasado en esa cocina.

- ¿Osita?- gritó un hombre desde la sala.

friends with benefits / camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora