CAPÍTULO 16

25K 4.1K 1.1K
                                    

Si ya de por sí me ha ocasionado un trauma escucharle decir a Gorka que la mujer que me dio la vida está detrás de todo esto, saber que ha ido a visitarlo antes de marcharse todavía me sorprende más. ¿Dónde está mi madre y qué han hecho con ella?

Una hora después uno de sus compañeros viene a visitarlo y, para tener un poco de intimidad, echo la cortina que hay entre las camas con intención de que no me vean, pero no tarda ni dos minutos en delatarme y tengo que apartarla por compromiso para saludarlo. Espero a que se vaya y en cuanto me aseguro de que estamos solos no tardo en reprocharle lo que ha hecho.

—Si vamos a compartir habitación debemos poner unas normas. —Me mira—. No pienso permitir que me sigas avergonzando así.

—¿Te avergüenzo? —Pone la mano en su pecho y finge estar ofendido—. ¡Lo sabía!

—Te estoy hablando en serio —lo señalo con el dedo—. Quiero mi espacio. Tengo derecho.

—Apenas llevamos media mañana viviendo juntos y... ¿ya te pones así?

—¡Por Dios! —clamo mirando al cielo—. ¿Cómo puedes ser tan crío?

—¿Y tú tan dramática?

—¿Qué? —Esa sí que no me la esperaba.

—Desde que te conozco, quitando la noche de marras...

—Ya estamos... —lo interrumpo.

—Venga, vale. —Se coloca para verme mejor—. Empiezo de nuevo. —Toma una bocanada de aire—. Desde que te conozco siempre estás de mal humor o cabreada.

—Por algo será. —Le culpo con la mirada y finge no darse cuenta.

—Alguien a quien quise mucho me dijo una vez que la vida te da exactamente lo que pides y el universo te devuelve la misma energía que le entregas. —Se da cuenta que no entiendo lo que me está queriendo decir y trata de explicármelo mejor—: En otras palabras... Si piensas de forma positiva y eres optimista, atraerás cosas buenas, pero si lo haces de forma negativa o eres pesimista, lo único que obtendrás será eso, negatividad a tu alrededor. —Sus palabras consiguen captar mi atención—. Estamos vivos y, como tal, nos pasan cosas, pero si a esas cosas les damos una importancia extrema, automáticamente nuestro cerebro se convierte en una especie de anciano alimentando a las palomas. Cuanta más comida les des, más vendrán, así que es mejor evitar alimentar ese tipo de pensamientos.

—No sé... —digo solo para evitar darle la razón.

—Mira mi pierna —la señala—. ¿Qué adelanto con pensar que está rota y que pasaré algunas semanas así? —Al ver que no respondo, lo hace él—. Absolutamente nada. Solo sufrir de manera absurda porque el daño ya está hecho y no hay marcha atrás. No pienso entregarle ni un solo minuto al pasado pensando en qué hubiese pasado si en vez de a la derecha, me hubiese movido hacia la izquierda. Esas energías me las reservo para mi futuro, que es lo único que todavía puedo cambiar. Mientras me centraré en recuperarme.

—Yo no puedo verlo de esa forma... No es por quitarle importancia a lo que te ha ocurrido, pero ahora mismo creo que hubiese preferido romperme una pierna que perder la farmacia. Los huesos, después de todo, se curan.

—Y lo material se recupera, solo que tu negatividad no te deja verlo. En estos casos, lejos de pensar en lo que has perdido, deberías de dar las gracias y, de ese modo, comenzar a programar tu mente con pensamientos positivos.

—¿Las gracias por qué? Mi negocio acaba de quedar reducido a cenizas... —No le encuentro sentido a sus palabras. ¿Cómo quiere que esté agradecida?

—Pregúntales a tus padres... Ya verás cómo saben de qué hablo. Estoy convencido de que ahora mismo el incendio es lo que menos les importa.

—¡Claro que les importa! —digo ofendida— De hecho, estos días han sido ellos quienes han estado moviendo todo el papeleo.

LA MANGUERA QUE NOS UNIÓ - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora