CHAPTER 3

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Las nubes grandes y grisáceas se comenzaban amontonar en el cielo de Forks, pronto comenzará a caer pequeñas gotas, mojando el húmedo suelo

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Las nubes grandes y grisáceas se comenzaban amontonar en el cielo de Forks, pronto comenzará a caer pequeñas gotas, mojando el húmedo suelo. 

—No puedes venir conmigo, cielo. Lloverá y no quiero que te enfermes —explicaba a su sobrina, quien la miraba insistente. Pidiendo acompañarla—. Quédate con tu abuela, pasa tiempo con ella. Cuando venga prometo hacerte un chocolate caliente, como te gusta —sonreía con pena, odiaba dejarla, pero esta vez estaría en buenas manos.

—Anda, antes de que llore —murmuró Michael con su voz irritante mientras la miraba. Tenia razón, la pequeña ya tenía los ojos cristalizados.

 Desde que llegó no paraba de mirar a Arianne, en sus ojos se notaba una chispa de curiosidad, pero eran opacados por el frío que normalmente habitaban en ellos. 

—Está bien —susurró—. Me voy. Te quiero, cariño —besó la frente de Sophie y caminó hacia la salida. 

—Olvidaste tu saco, Arianne —dijo Ewan, el segundo hijo de la señora Loughty.

—Oh, gracias —sonrió amablemente cogiendo su tapado y luego salió de la casa. 

El segundo hijo era el más amable, él único descortés era Michael en realidad.

Subió a su auto que fue trasladado desde San Francisco hasta allí. Mientras conducía puso la radio y sonaba una melódica canción de acuerdo al triste día nublado. Y tal como pensaba la lluvia comenzó, las pequeñas gotas eran deslizadas por el vidrio del auto. Sophie la odiaría, amaba los días de lluvia.

Sonrió pensando en su sobrina, en aquella gran sonrisa que llevaba al estar tan cerca de su lejana familia. No sabía con certeza si los recordaba, no lo creía, pero veía cuan cómoda se sentía a su lado. Sin dudas su abuela se llevó todo el cariño en un segundo, la mujer distinguida resultaba muy cariñosa con ella.

Divisó al gran hospital ubicado en Forks. Suspiró pesadamente, había dejado la pasión hacia su trabajo en medicina desde que Leon, su hermano, falleció. Los padres de Arianne habían dejado su empresa a Leon, éste al fallecer la empresa tuvo que pasar a ella. Tenía los conocimientos suficientes para manejarla, ya que a veces ayudaba a su hermano e incluso hacía su trabajo, y durante este último año tuvo que encargarse en su totalidad de ella. 

Al entrar se encontraba un recepcionista, aquella la atendió amablemente mientras la guiaba con el director del hospital. Raramente se encontraba en él, y justamente hoy se encontraba disponible para suerte de Arianne. Al entrar a un "despacho" pudo divisar a un hombre calvo de tez blanca y ojos oscuros, llevaba anteojos, y una bata médica. Dedujo que también era doctor. 

—Adelante por favor, gracias Rebecca— agradeció a la recepcionista—. Oscar Brown, un placer conocerla señorita Moore —sonrió estrechando su mano. 

—El placer es mío, señor Brown —respondió aceptando su mano. 

—Es un honor que usted nos haya elegido a nosotros, a este hospital, estamos con escasez en doctores y aún más especializados —halagaba sin despegar los ojos de la pelirroja—. Solo debe completar el formulario y comenzar el lunes si eso desea. En un momento vendrá el señor Cullen quien se ha ofrecido amablemente a mostrarle su lugar de trabajo. 

ROSSE ● Rosalie Hale ●Where stories live. Discover now