12. Cuando el escudero idiota pide ayuda

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(Kiam)

—Espera, espera —cambié el móvil de oreja—. ¿Gail está cabreado contigo?

Escuché suspirar a Paris al otro lado de la línea.

Más o menos... —dudó un segundo—. Desde que llegó ayer y me echó la bronca, está raro. Me habla y esas cosas... pero no como antes.

Ambos nos quedamos unos segundos en silencio, pero al final Paris volvió a hablar.

Creo que volveré a hablar de nuevo con él y me disculparé por enésima vez, aunque lo único bueno de todo ésto es que ha decidido no contarle nada a mis padres.

Mi cuerpo se tensó al escuchar eso.

—Sí... es mejor que no les diga nada —confesé—. Si tu padre se llega a enterar de que te has teñido el pelo, y de que en vez de estar dando clases con Gail te pasas el tiempo con esa panda de idiotas, es capaz de venir desde Nueva York solo para ver si es cierto.

Respetaba al padre de Paris, pero no me podía ni imaginar el castigo que le impondría a su hijo si se llegaba a enterar de que le había desobedecido y que ahora se juntaba con Darel y los otros.

Mi padre no se enterará, tranquilo, y te repito que Darel y los otros no son unos idiotas. Si los llegases a conocer cambiarías de opinión, te lo aseguro.

—No lo creo —me encogí de hombros—. Para mí seguirán siendo unos idiotas.

Y era verdad.

Puede que me hubiese toqueteado un poco con el idiota de la dilatación, pero al fin y al cabo, seguía siendo un idiota.

Si tú lo dices... —escuché a Paris suspirar otra vez—. Pero dejando eso y lo de Gail a un lado, ¿sabes qué? —su voz, por alguna extraña razón, sonaba algo más animada que antes—. Darel me llamó hace un rato y me dijo que quería quedar mañana conmigo. Quiere enseñarme un sitio muy guay según él, así que hemos quedado para vernos mañana por la mañana.

Apreté el móvil con fuerza y fruncí el ceño.

—¿Los dos... solos? —intenté no rechinar los dientes al preguntarlo.

No mencionó nada de que Lori y Barb también fuesen a ir —dudó un segundo—. Así que sí. Supongo que iremos los dos solos.

Volví a apretar el móvil con más fuerza que antes.

De Príncipes y Princesos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora