Capítulo Nueve: Primer paso

En başından başla
                                    

Me doy cuenta de que estoy sonriendo cuando su dedo toca una de las comisuras de mi boca antes de guiñarme un ojo. Hace a un lado la servilleta con mi sangre y me ofrece la manta, la tomo con sorpresa.

—Tuve la impresión de que en esta altura tu suéter no te protegería lo suficiente.

—Gracias, pero ¿Qué hay de ti? —pregunto mientras la dejo sobre mi regazo.

—Estoy acostumbrado, aun no tengo frío y si llegara a sentir demasiado, te ves cómo una persona que comparte —Sonríe de forma ladeada—. No me dejarías pasar frío ¿Cierto?

—Supongo que no.

Saca una hamburguesa de pollo y me la entrega junto a unas papas grandes, también hay Nuggets de pollo que creo son para compartir, me ofrece una cerveza y toma su propia hamburguesa de doble carne. Alza la cerveza hacia mí en un brindis silencioso.

De nuevo me sorprende el sabor amargo de la cerveza, no menciono que este es mi segundo encuentro con bebidas alcohólicas, porque no me lo está preguntando y dudo que quiera saberlo. Doy un pequeño mordisco a la hamburguesa cohibida por comer frente a él.

—Entonces, ésta mimada de la librería ¿Siempre te habla con esa condescendencia y siempre te quedas callada?

Estoy suponiendo que habla de Annie, doy otro mordisco a la hamburguesa sin responder y viendo hacia un lado, no es algo de lo que quiera hablar.

—Bien, cambio la pregunta ¿Qué se sintió hoy responderle y hacerle saber que tienes poder? —Pregunta y me encojo de hombros, suelta un bufido y llevo mi mirada a él—. Vamos, sé que puedes usar tu voz, una muy bonita, por cierto.

Decido que si vine a este encuentro no fue para ser una escurridiza y temerosa. Vine porque me gusta cómo se siente romper las reglas, porque hay algo en Anders que me hace querer luchar contra mis inhibiciones.

Hoy no quiero ser silenciosa, quiero darle un buen uso a mi voz. Y supongo que nunca está de más ser escuchada.

—Se sintió más que bien —digo y él me mira, creo que no esperaba que respondiera—. Siempre quise decirle "no" pero me sentía intimidada de cuál podría ser su reacción, no me gustan las confrontaciones.

»Cuando me dijiste que le dijera lo que pensaba —Hago una pausa y tomo una papa—, no sé, pensarás que estoy loca.

—Hay algo ardiente sobre la locura —Es lo que dice con una pequeña sonrisa, alentándome a decirlo.

—El que estuvieras al teléfono me hizo pensar que no estaba sola, que alguien cuidaba mi espalda —Veo a mi hamburguesa y me siento sonreír—. Ver su cara de sorpresa se sintió bien, cómo un pequeño triunfo.

—Una batalla ganada —Lo miro—. Cuando me necesites nuevamente cómo soldado entre tu tropa, con gusto te apoyo, Traviesa.

Continuamos comiendo en unos minutos de silencio en donde él parece muy cómodo, pero que a mí amenaza con enloquecerme. Hago una cuenta regresiva en mi cabeza desde el cien y cuando llego a uno, él se mantiene masticando con lentitud mientras me observa, parece que no planea volver a hablar.

—Así qué —comienzo y enarca una ceja—, sobre este dibujo que me diste...

La forma en la que la sonrisa pequeña aparece de nuevo me hace darme cuenta de que era su juego, estaba dejando en mis manos la conversación, obligándome a tomar la iniciativa. Podría haberse mantenido en silencio por horas esperando a que no lo soportara. Era su plan y funcionó. Da un largo trago a su cerveza y también obtengo un sorbo de la mía.

— ¿Qué hay sobre el dibujo?

— ¿Por qué lo hiciste?

—Eres intrigante —Es lo que dice—. Tienes toda esta envoltura cautivante que te esfuerzas por esconder. Eres cómo una bibliotecaria sexy intentando esconderse para no sobresalir. Me intrigas, Shaina, me haces desear hacerte cometer travesuras...Conmigo.

El Rostro de una MentiraHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin