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Fue fácil retomar el ritmo escolar para Dazai,  la escuela era uno de sus lugares favoritos después de todo.

Por la mañana escribía a Chuuya antes de salír a volar, más tarde tomaba cada una de sus clases, desayunaba con Atsushi y Ranpo, en ocaciones Kenji se unia a ellos.

Había descubierto, hacia unos años, era un animago por lo que sus tardes transcurrían en leer,  jugar con su gato o convertirse y molestar a otros de sus compañeros o pasar tiempo con algunos clubs, aunque oficialmente nunca se unió a ninguno.

Cuando se anunció la llegada del cáliz de fuego todos se emocionaron.
Raramente alguien de su escuela había entrado en la competencia, después de todo, muchos colocaban dentro su nombre, pero solo los tres mejores participaban.

Ese año Dazai decidió entrar.
Cuando Atsushi le preguntó la razón él solo dijo que era por orgullo.

La razón real fue más simple: se sentía como algo que debía hacerse.

Edogawa no lo cuestionó, solo le dijo que en caso de ir, esperaba lo llevara porque quería probar los dulces de Hogwarts.

Las semanas pasaron sin algo significativo, hasta que llegó el día de elegir nombres.

Todos estaban ansiosos, Atsushi incluso se tomó de su brazo, la pobre chica estaba asustada y emocionada a partes iguales de que su amigo fuera elegido.

Dazai sonrió mientras le revolvía el cabello.

—Atsushi-chan, tu deberías acompañarme si voy.

Fue una broma, pero la mirada de ella le hizo notar lo tomaba en serio.

—Iré, no puedo dejarte a ti y a Ranpo sin supervisión.

Antes de poder contestar cuán ofensiva era la falta de confianza Mcgonagall habló.

El primer nombre fue ruso:

— Nikolai Gogol.

Todos guardaron silencio.

El segundo nombre hizo gritar a todos:

—Osamu Dazai.

Los vítores fueron fuertes, antes de darse cuenta, Dazai estaba siendo levantado por algunos chicos de curso superior. Rió con diversión mientras con su varita provocaba algunas luces y posaba como un rey.

Pero toda su emoción se esfumó cuando el tercer nombre se escuchó;

—Chuuya Nakahara.

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