03. Es tú turno de besarme

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El rubio se mantuvo fuera de cámara, no quería entrometerse en el asunto pues confiaba plenamente en que Eiji sabría manejar las emociones de su hermana. 

—Nyoko, no tienes que alterarte por el asunto. Papá se ha preocupado por tu seguridad, te aseguro que su intención no era ponerte nerviosa.

—Eso ya lo se, pero...

—Escúchame. —pidió Eiji a su hermana, quien había bajado la mirada con tristeza— Hay personas malas en todas partes, y espero que jamas debas toparte con ellas. Pero si eso pasa, no quiero que te culpes, no quiero que te quedes quieta. Tienes todo el derecho de golpear a quien quiera hacerte algo, y de dejarle ciego con esa cosa. ¿Entiendes? 

Muy bien, musito Nyoko antes de dar por terminado el tema, pero su hermano no había quedado muy convencido con eso. Mas tarde la conversación paso a manos de Ash, quien saludó a su cuñada sin dar señales de que había escuchado todo lo anterior. Nyoko comenzó a animarse a medida que el rubio le contaba acerca del trabajo y la ciudad, y cualquier rastro de incomodidad se fue cuando el rubio le dijo que trabajaría duro para darle unas vacaciones en New York.

Con eso, la llamada finalizó. 

—¿Y que opinas? —cuestionó Eiji cuando Ash se acomodó a su lado en la cama.

Ash no tardó en responderle con convicción.

—Quiero que se mude con nosotros.

—Esa es una decisión muy drástica, ¿No?

—Lo se, pero tus padres no podrían hacer tanto como nosotros. —aseguró Ash. Sus brazos apresaron el cuerpo de Eiji mientras pensaba la situación.

Eiji aun no tenia una postura al respecto. Adoraba a su hermana, y sabia que él apego que mantenía por sus padres y su país natal era demasiado como para querer apelarlo. Así que, hacer que viviera en un país desconocido, con un idioma y costumbres completamente ajenas a las suyas, no le parecía justo.

—Ella no vendrá aquí, no de ese modo. —sentencio el japones— No la obligare a cambiar su vida por algo que ni siquiera es su culpa. 

Y tenia razón. Eiji no quería tomar decisiones que le correspondían a su hermana, tampoco quería hacerle creer que ser mujer estaba mal, y debía actuar en la vida por mantener solo su seguridad. Aquello le parecía injusto, y endemoniadamente ridículo. 

—Pero con nosotros estará mas protegida. Tenemos que defenderla, es tu hermana.

—¿Defenderla como tu te defiendes? —ataco Eiji sin aviso.

—No vamos a hablar sobre eso.

—¿Y por que no? Quieres traer a mi hermana aquí para mantenerla segura pero tu no haces nada por ti. —el japones se alejo de los brazos que lo abrazaban— Ese tipo, Norris. Si yo no hubiese estado allí cuando te tocó, seguramente jamas me habría enterado. 

—No voy a preocuparte por esas estupideces. 

Ash jamas había visto esa expresión en los ojos de Eiji. Odiaba cuando se quedaba en silencio y lo miraba como si quisiera encontrar algo más, y lo peor de todo es que Eiji siempre tenia el método de encontrarlo todo. Detestaba sentirse tan expuesto, pero al mismo tiempo quería que el moreno fuera siempre el único en cocer sus heridas. 

—Si te pasa a ti es una estupidez, pero si le pasa a Nyoko es el fin del mundo. 

—Estas minimizando el riesgo que corre ella.

Con aquello, el mayor estallo. 

—¡No es asi, Ash! No estoy ignorando las situaciones a las que ella esta expuesta. —el nipón lo señalo con el dedo, acusatorio— Confió en ella, confió en que luchara y me dirá cualquier cosa que le ocurra, pero contigo...

The Gang || AshEiji Where stories live. Discover now