1 1 .- S h i p p s

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A c l a r a c i o n e s: DioKak, JotaKak, JonaDio. Mención implícita de mpreg y violencia doméstica.

Aquí Jonathan y Giorno no tienen relación sanguínea con Jotaro y Jolyne.

Según mi reloj son las 03:00 am, pero para mí son las 23:59. uwu ❤️

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La otra familia.

Se habían conocido en un parque esa tarde de abril, ambos habían llevado a jugar a sus hijos. Él cargaba con un pequeño niño de cabellos dorados y ojos verdosos, sin ninguna semejanza con aquella cabellera rojiza o mirada cual calma lavanda o su sinuosa silueta para ser de un hombre.

Él cargaba con su hija quien se aferraba a su cuello temerosa de dejarlo ir y no la culpaba, los largos meses de ausencia y la condición de sólo poder verla los fines de semana por culpa de su divorcio, habían dejado un pequeño vacío en ella, ya que tuvo que lidiar con todo ese proceso ella sola. 

Ambos bajaron a sus hijos y a diferencia de Jolyne, quién se aferró a su pantalón blanco, el pequeño niño rubio corrió a los juegos con una sonrisa risueña. El… ¿Joven? (puesto que no parecía pasar los veintitantos años) dio una suave sonrisa antes de ir a tomar asiento en una banca donde pudiera ver al niño jugar con tranquilidad. 

Por su parte tuvo que cargar nuevamente a su hija y tomar asiento con ella en otra, buscando convencerla de jugar un rato. Sin embargo, ella siguió negándose comenzando a lagrimear mientras se aferraba con fuerza a su gabardina y ocultaba su rostro en su pecho.
Jotaro no era un hombre que le gustara llamar la atención, pero los sollozos de su hija estaban atrayendo las miradas de algunos transeúntes que paseaban por ahí; jaló un poco la víscera de su gorra y trató de calmarla arrullandola aunque ésta ya no fuera un bebé.

Unos pasos apresurados le hicieron levantar la vista, observando a aquel pequeño de ojos verdosos enfrente de él. Éste sujetaba entre sus manos algo mientras les miraba fijamente.– ¿Necesitas algo…?–Preguntó al pequeño sin saber exactamente qué hacer o cómo reaccionar.

–Si dejas de llorar te enseñaré algo genial.–Fue la única respuesta que salió de los labios del pequeño, comprendió fácilmente que le estaba hablando a su hija y al parecer ella también lo sabía. Puesto que los sollozos redujeron un poco su volumen y dirigió su mirada cristalina al niño frente a ella. –¿Q-qué es…?– Preguntó Jolyne con suavidad mientras se intentaba secar las lágrimas que se negaban a dejar de caer.

El pequeño abrió con suavidad sus manos revelando a una mariposa la cual aleteó en cuanto vió de nuevo la libertad, su hija miró con algo de sorpresa aquel pequeño insecto revolotear cerca de sus moños sin temor alguno.–¿Quieres jugar conmigo?– De nuevo el pequeño ofreció mientras extendía su manita hacia ellos.
Le había parecido increíble que pudiera calmar el llanto de su pequeña con ese truco, debía admitir que estaba sorprendido.

Jolyne asintió con algo de timidez y tomó aquella mano que le ayudó a bajar de la banca, Jotaro suspiró derrotado y a la vez aliviado mientras veía a los pequeños acercarse a los juegos del parque. Otros pasos más pausados se acercaron a él y vió a aquel muchacho pelirrojo, dedicándole una suave sonrisa mientras sostenía un pequeño libro de bolsillo con uno de sus delicados dedos entre las hojas. –¿Está ocupado?– Señaló con aquellas orbes lavanda el lugar disponible a su lado en la banca. El peliazabache negó suavemente y se recorrió un poco para dejarle tomar asiento, observó sus movimientos agraciados y al viento jugar suavemente con aquel mechón a un costado de su cabeza. Decir que se sintió cautivado sería extraño, pero tampoco podía negarlo. Ese chico tenía un atractivo enigmático que le impedía apartar su vista de él.

🍒✨~Kakyoin month 2020 prompt~✨🍒Où les histoires vivent. Découvrez maintenant