Kageyama colocador de Karasuno, un chico que se acuesta y pasa el tiempo con cualquier chica que se le pudiera cruzar. Algo insatisfecho decide probar con alguien nuevo y no tubo mejor idea que intentarlo con el señuelo del Karasuno quien estaba loc...
Ya había pasado cerca de una semana en la que Kageyama se quedaba a dormir en la casa del señuelo de Karasuno, y su buen humor y su forma de jugar subieron de manera asombrosa, dormía increíblemente bien gracías a la cosa anaranjada esa.
—¿Kageyama? ¿Que haces aquí?—Preguntó Hinata observandolo entrar por la puerta con campanita del cafe.—¿Me olvide de darte las llaves?—Volvió a preguntar.
—No, no me gusta quedarme solo en tu casa, es aburrido. Prefiero esperarte aquí.—Habló seriamente sentandose en una mesa del local.—Pareces una mujer con ese delantal.—
—¡Callate idiota!—Suspiro enfadado.—Ire a cambiarme esperame diez minutos.—Se retiró dejandole completamente solo. Se adentró a los vestidores de empleados y retiró todo el vestuario de trabajo.
—Hinata-Kun~ dime el chico bonito con el que hablabas ¿tiene novia? ¿Podrias presentarmelo?—Hablaba su compañera de trabajo, aunque no le molesto en absoluto ya estaba acostumbrado a que demasiadas chicas quieran con el.
—No creo que quieras, el siempre usa a las chicas una vez y luego las desecha si se puede decir, tambien se acuesta con miles de personas, quien sabe si tiene algo.—Respondía sin importancia colocandose su ultima prenda.—Como sea, si estas dispuesta a ser utilizada asi hablale, hasta mañana, descansa~.—
Salió del vestuario para encontrarse a un Kageyama casi dormido en la silla, observó unos segundos como casi se caía de cara en la mesa y le habló por fin.—No es lugar para que te quedes dormido, ¿Vamos?—Asintió cansado y comenzaron su rumbó a casa.—¿Cenaste?—Preguntó mirandole pero este negó. No le gustaba que le esperara para comer, ya que salía muy tarde.—Sabes tu tienes casa, y puedes dormir allí, en tu cama, en tu habitación digó.—
—¿Acaso te molesta que duerma contigo?—Levantó una ceja plantenadole la pregunta.
—No para nada, me agrada. Solo decía.—
—Duermo mas comodamente contigo y no tengo ganas de ver a mi familia por la noche reprochandome que hago todo mal.—El contrario asintió y siguieron caminando en silencio. Ese silencio que era agradable, pero la mente de Hinata lo utilizaba para pensar y destruirse aún más. Era demasiado notorió en como se preocupaba por el pelinegro, en su manera de apegarse, su manera de mirarlo, pero nunca vio ello en Kageyama, y el que no lo quiera le hacía demasiado daño.
Pero creía que podía vivir con ello.
La rutina de siempre era comer lo cocinado por Kageyama, y dormir con Hinata. La cosa era así para los dos, ademas que el colocador no quería hacerlo cocinar al anaranjado ya que la ultima vez que cocino casi incendió la cocina.
La parte favorita de Shoyo de toda su rutina con el era la parte en la que se acostaban y Tobio lo mimaba hasta que quedase dormido, podía fingir que le importaba por un minuto, podía imaginarse que sus fantasias eran ciertas por una vez en la vida. Por ello era su parte favorita del todo el día, ni los besos, ni los abrazos eran tan especial como ello para el.
—No Voley, no trabajo, día completamente libre.—Se paseaba por la cocina con solamente un camisón que utilizaba para dormir y sus boxers. Algo completamente sexy por alguna razón para Kageyama.—¿Tu te piensas quedar aquí todo el día? ¿O vas a fingir que no tienes casa?—Preguntó tomando el jugo de naranja de la heladera.
—Problablemente la segunda opción, demasiado aburrido pasar un fin de semana solo.—Hinata sonrió y se marchó denuevo hacía su habitación.—¿Donde vas?—
—Kageyama es sabado, y yo no hago mejor cosa que estar tirado en mi cama. Ademas Kenma me instalo un juego, quería probarlo.—
—¿Te puedo acompañar? Si me quedo aquí solo es lo mismo que ir a mi casa a estar igualmente de solo.—Carcajeo y asintió. Siempre que implicaba poder recostarse en el pecho de su compañero no podía negarse.
Y habían estado toda la tarde recostados jugando al demo que le habían recomendado, se insultaron mas de una vez por jugadas malas pero acababan festejando cada vez que uno ganaba la partida.
—Ahg, me duelen los ojos...—Se quejaba el de cabello naranja apagando en videojuego.—¿Tienes hambre?—Preguntó inocentemente mientras los ojos de Kageyama no tenían precisamente hambre de comida.
—Tal vez.—Respondió como un idiota, mientras deslizaba su mano por las entre piernas de Hinata.
—Como que tal vez tarado.—Ignoró lo que decía y beso su cuello repetitivas veces.—Ya... Ya te dije que no...—
—¿Por que no? Si ambos sabemos que te gusta.—Respondió seriamente sin detenerse.
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