Capitulo 1 (Un Día Como Niños)

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Diclaimer: Saint Seiya y sus personajes son propiedad de Masami Kurumada. Todo lo escrito aquí es de mi completa autoría con el simple propósito de entretener sin recibir ninguna remuneración y participar del concurso "Sobre Aries y Virgo #1 - Tema: Amistad"

Palabras: 2891

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El santuario de Atena, el lugar donde aquella Diosa se suponía debía estar para ser protegida por sus ochenta y ocho caballeros, repartidos entre bronces, platas y dorados.

Todos ellos siempre entrabando de manera ardua a muy corta edad.

Y de hecho en dos de ellos nos vamos a centrar en esta ocasión.

Llegado el mediodía, representaba el final del entrenamiento matutino y se podrían relajar un poco.

De diferentes maneras como más les gustara.

El pequeño, futuro guardián del primer templo, se encontraba dentro del mismo pensando en como podría pasar el resto del día.

Sus cabellos lilas, que le llegaban poco más debajo de los hombros, ojos verdes grandes y expresivos, su piel blanca, delgado y pequeño, siendo normal de un niño de tan solo seis años, que responde al nombre de Mu

Hacía mucho calor, siendo normal pues el verano estaba presente en el ambiente.

Gracias a esto, se le había ocurrido una idea, las ganas de nadar se habían apoderado de él.

Ir un momento al lago, podría ser muy divertido.

Más no deseaba ir solo.

Pensó un momento en lo siguiente.

¿Cuáles de sus amigos podría acompañarlo?

Aldebarán fue su primera opción, pero sabía que él se había lastimado recientemente, así que lo descarto con pesadez en su semblante.

Aioria, lo más seguro es que estuviera con su hermano en el noveno templo. Negó suavemente con la cabeza y una leve sonrisa.

Al final su pensar fue dirigido al sexto templo.

Sonrió animado, aunque el rubio fuera un amargado en la mayor parte del tiempo, podía contar con él para hacer algo divertido, aunque se negara al principio, sabia como convencerlo siempre.

La inocencia infantil en ese rostro, solo podía reflejar la alegría de pasar una tarde con uno de sus mejores amigos.

Por ende se puso en marcha para llegar al sexto templo.

Saludando, pidiendo permiso de entrar y salir de aquellos cuatro antes del destinado.

Al llegar, como todo bien niño, saludo cortésmente.

-Buenas tardes- Alazo un poco su voz, para ser escuchado.

No paso mucho para escuchar la contestación del que residía en la sexta casa.

-Buenas tardes Mu, ¿A que debo tu visita?- Directo al grano, como era costumbre.

-Bueno...- Sonrió apenado, mientras jugaba con sus dedos –¿Estas libre?-

-Solo dímelo Mu, sabes que me gusta que sea directos- El niño de cabellos dorados como el sol, ojos azules como el cielo, piel blanquecina, delgado y pequeño por su edad. Estando en posición de flor de loto, como era costumbre del futuro caballero de Virgo.

-Está bien- Suspiró resignado –Shaka, ¿Te gustaría ir conmigo a nadar al lago?- Sonrió animado, con aquella inocencia infantil y la ilusión de pasar un rato con un gran amigo.

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