Capítulo 25: El retorno a la oscuridad

2 0 0
                                    

Me encontraba en mi habitación preparando la ropa que iba a necesitar en mi estadía en Das Dunkel, cuando me puse a pensar en todo el entrenamiento que había perdido.

Recordaba algunas posturas de combate y el uso de armas de fuego pero era consciente que aquello era poco. Aun así, no podía perder tiempo reforzando mi conocimiento, debía poder hacerlo conjuntamente con mi investigación en Das Dunkel. Podría pedirle a Logan que me acompañara, así, en mis ratos libres, podría entrenar algo con él... Él era la única criatura que no se manejaba por medios diplomáticos ni me trataba como un ser superior, su deseo no era proteger a su Reina de todo mal, sino incluirla en todos los planes que hicieran falta, y eso necesitaba.

La puerta de mi habitación se abrió lentamente, pude sentir el rechinar de la misma. No hizo falta darme vuelta para saber que quien se encontraba allí era mi Demonio.

—¿Piensas lastimarme de vuelta?— le pregunté irónicamente sin quitar la mirada de mi valija,

—Sabes que mi intención jamás sería herirte. ¡Pero me pones nervioso!— exclamó enojado,

—¡¿La culpa es mía?!— pronuncié con ira y mirándolo a los ojos.

Demetrius se acercó a mí lentamente sin quitar sus ojos de los míos.

—No quiero pelear— me contestó con tono sereno e intentó acariciar mi rostro pero se lo aparté bruscamente,

—Esto es lo mismo que pasó hace un tiempo, cuando estaba en tu casa, cuando te habías vuelto posesivo y obsesivo. No quiero regresar a eso—,

—Yo menos. No puedo perderte—,

—No me vengas con tus palabras dulces y tu nuevo sentimiento hacia mí. Nunca dejaste de ser la criatura que conocí—,

—¿Esperabas que lo dejara de ser? Yo jamás te mentí—,

—Por alguna extraña razón creí que habías cambiado... Pero me equivoqué— me di vuelta para continuar haciendo mi valija,

—Me encantaría saber qué te pasa...— preguntó con tono lúgubre,

—No es momento para hablar de nosotros, además yo tampoco sé exactamente qué es lo que me pasa—.

De pronto, su mano se apoyó en mi hombro haciendo que me detuviera. Giré sobre mí para poder mirarlo a los ojos.

—¿Acaso ya no me amas más?—.

Pronunció aquella palabra como si supiera lo que significara. ¿Y si realmente era capaz de sentirlo? Después de todo la Profecía del Equilibrio modificaba algunas características en las especies que afectaba...

Pero más allá de sus posibles sentimientos, sus palabras me hacían pensar qué era lo que me pasaba a mí. Sabía que tenía que hondar en la respuesta pero no podía ponerme a pensar en eso en este momento. Los sentimientos que albergaba por Demetrius cambiaron mucho en este último tiempo, sobre todo con el desenlace que afectó a mi hermano y a mi hijo. Estaba claro que mi amor por él había ocasionado todo esto. Si no se hubiera cruzado en mi existencia, yo jamás lo hubiese conocido y todo esto no estaría ocurriendo. Sería una esposa feliz junto a Embrace y formaríamos una familia perfecta... Pero no.

Estaba enamorada de Demetrius.

Sabía lo importante que él era para mí, más allá de ser mi Eterna Debilidad y la razón por la cual seguía con vida. Demetrius me importaba porque con él era feliz, en pequeñas dosis; pero al mismo tiempo sentía que me faltaba algo, o mejor dicho alguien. Embrace también era esencial para mi existencia, la pieza faltante como la había llamado mi hermano. Puede que no haya sido él mi Eterna Debilidad pero le daba equilibrio a mi vida, con él podía existir la felicidad sin el sufrimiento. Él podía amarme de la misma manera que lo amaba yo, incluso tal vez más, podía entender mis sentimientos porque era capaz de sentirlos también... A pesar de sentirme fatal por provocarle dolor a Demetrius cuando me encontraba con él, sentía que Embrace era la criatura correcta para mí, para no decir perfecta.

Eterna debilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora