Era jueves, nos tocaba nuestra segunda sesión de la semana, Elton estaba animado otra vez, ya que el martes había llorado demasiado mientras se desahogaba, le había dado algunas recomendaciones especiales para que no se sintiera culpable por la muerte de su hermano mayor.
-Traigo preparado un ejercicio para ti, ¿crees que puedas hacerlo?
-Dígame, trataré de hacerlo
-Vamos por el correo
-No, no- contestó negando
-Vamos, Elton, te dije que así serían las cosas, debemos intentarlo
-No quiero salir, además hay muchas personas caminando por las calles, no puedo, no puedo- repetía
-Elton mírame- dije con un tono bajo, pero autoritario, él obedeció, me miró como rogándome que no le pidiera salir-. Tienes que hacerlo, sólo salimos, tomas el correo y vuelves adentro; te juro que no te lo pediré en mucho tiempo
-Lo intentaré- dijo.
Se levantó del escritorio, tomó la computadora con la que realizábamos la videollamada, ajustó el teclado de manera que quedaba como una tableta, aun grabándose asimismo, comenzó a caminar, de vez en cuando me echaba esas miradas tiernas, le sonreía siempre, cuando vi que estabas en el exterior comencé a hablarle, le pedía que me hablara de sus profesores, me dijo que eran muy comprensivos excepto su profesor de publicidad, que siempre le terminaba lanzando comentarios hirientes, le aconsejé que cambiara de profesor, en ese momento Elton se detuvo, parecía mirar a alguien, intenté hablarle, pero, no me escuchaba, estaba paralizado.
Bajé de mi auto, crucé la acera, lo tomé de los brazos y lo llevé nuevamente hacia su departamento.
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Escritos Para Nadie
شِعرEn esta obra dejo volar mi imaginación, todo el amor que siento me ha inspirado a escribir cada línea. Sólo que, somos humanos, en algún momento nos podemos llegar a sentir desanimados, sólo deseamos que alguien nos lea, nos entienda.
