第1章 | 𝐒𝐢𝐠𝐧𝐨𝐫𝐢𝐧𝐚

5.3K 465 162
                                        




La gala de la Lupercalia daba inicio a tempranas horas de la noche a las afueras del Palazzo Barberini. Celebridades como príncipes y duques, políticos y diplomáticos, personajes emblemáticos de los diferentes países del mundo desfilaban sobre la alfombra roja frente a los paparazzis y medios digitales antes de pasar a un ambiente más privado donde se conmemoraría una de las antiguas fiestas romanas que aún retumbaban en la historia occidental.

La noche era hermosa, el cielo nocturno resaltaba el cinturón de Orión que se hacían notar más en esos meses del año, el clima templado tenía un cierto tono de calidez perfecto que lograba hacer de la celebración una relajante y acogedora para los asistentes sin parecer que se trataba de uno de los eventos más importantes de la clase alta romana, sin duda la fecha y el lugar había sido un acierto por parte de los organizadores, la magia de la arquitectura barroca y la historia detrás de cada muro que rodeaba el palacio complementaban a la perfección el fin de esa festividad. El bullicio de las conversaciones y la música clásica acompañaban la velada, las etiquetas iban desapareciendo al pasar de los minutos mostrando así la curiosidad de los asistentes por las tradiciones romanas que volvían a la vida gracias a una "familia" que rendía culto a dioses de antaño y su civilización.

Minutos antes de las 19 horas, las luces se apagaron a excepción de un único reflector seguía el camino de un señor, vestido con un frac negro y corbatín azul, hacia el centro del estrado. Los pasos sonoros y firmes del hombre se escuchaban por medio de los equipos de sonido, dándole un aire misterioso a la noche por el cual las personas no pudieron evitar inclinarse hacia adelante para ver con claridad al mismísimo Alessandro Di Angelo.

—¡Bienvenidos! —Exclamó con finura el anciano cuando el reloj marcó las 19:00 horas, recibiendo unos sutiles aplausos por parte de sus invitados.

Después de infiltrarse por la entrada de servicio para evitar las cámaras y sus flashes molestos, Gojō Satoru se acercó con cautela al bufé. El viaje a última hora de Japón a Italia había sido verdaderamente agotador, no había podido dormir bien y tampoco tomarse el tiempo de acostumbrarse a la diferencia horaria puesto que tuvo que vestirse en el taxi del aeropuerto camino al palacio, en pocas palabras estaba cansado y hambriento sin ganas de escuchar a un vejestorio dar clases de historia universal en la cual explicaba la importancia y transcendencia de la República Romana en la humanidad.

Volteó rápidamente a sus alrededores, buscando algo aparte de los bocaditos europeos que pudieran interesarle, no había nada, todos miraban con atención el estrado por lo que el camino de comida quedaba totalmente libre para su deleite.

Satoru supo que el ochentón terminó de hablar cuando el sonido de un arpa estremeció su piel. Con un croissant en la boca, el peliblanco volvió a dirigir su mirada hacia el estrado, no sin antes percatarse que todos los invitados, especialmente los varones, mantenían su atención en cierta joven de tez blanca muy parecida a una antigua musa por su belleza y singularidad, la cual movía sus finos dedos con extraordinaria elegancia provocando las más dulces de las melodías que alguna vez había escuchado.

Cuando el mini concierto dio fin, el salón quedo a oscuras durante unos segundos, lo suficientes para que, al prenderse las luces y la música de fondo, la arpista haya desaparecido de la vista de todos. Gojō se encogió de hombros, habían sido minutos mágicos en los que su curiosidad por aprender sobre la cultura romana había despertado pero su estómago volvía a exigirle que concentrara sus pensamientos en las bruschettas que antes había visto y no podía negarse.

Y listo, varios minutos más tarde, estaba satisfecho.

—¿Quién es ella? —Preguntó un sujeto señalando sin vergüenza a su objetivo de esa noche. El representante de Tokio alzó su rostro con curiosidad, desviando su atención de las mesas de bocaditos y siguiendo el dedo índice del viejo a su lado hasta muy cerca de la pileta donde una hermosa fémina conversaba tranquilamente con el anfitrión de la fiesta.

𝖇𝖑𝖚𝖊 𝖍𝖔𝖚𝖗 ━━𝖦𝖮𝖩𝖮 𝖲𝖠𝖳𝖮𝖱𝖴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora