Capítulo 3:

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Miércoles, benditos miércoles.

Ya sólo quedan dos días para el viernes, y tres para el sábado, sin decir que cinco para el lunes. O algo así.

Cierro el libro por el cual tengo mucha intriga. Se llama 'El último final'. Apenas tengo tiempo para leer por eso, los miércoles, que tengo un rato libre a las nueve, ya que es Tessa es quién saca a Frank, puedo leer el fascinante libro.

La portada es bastante simple para su interior, lleno de increíbles historias de amor, venganza, ficción, traición...

-¿Lizzy?-Llama mi madre desde el otro lado de la puerta.

-Sí, pasa, mamá.

Me siento en la cama y me estiro adormilada.

-La cena está lista. ¿Vamos?

-Claro-Sonrío y me recojo el pelo en una coleta.

-Está Oliver también-Anuncia mí madre.

-Pero si Tessa hoy cenaba fuera...-Enarco una ceja.

-Tu padre le ha invitado a cenar, por no mencionar que está ayudando mucho a Ben.

-¿A Ben? ¿Qué le pasa con Ben, mamá?

-Ya sabes, en su clase no le quieren mucho... y le encanta estar con él, además, si quiere venir, ésta es parte de su familia. Vamos, Lizzy-Mi madre coge mi brazo y bajamos las escaleras hasta la cocina.

Ahí está Ben sentado con su pijama de tortugas ninjas, al lado de Oliver, quien va vestido con su habitual chaqueta de cuero y unos vaqueros oscuros.

-Por fin, que tenemos hambre-Exclama mi hermano pequeño.

-Eso, que Ben y yo tenemos hambre, ¿verdad ninja número uno?

-Verdad verdadera, ninja número dos-Suelta una risa traviesa.

-¿Y papá?-Pregunto sentándome en una de las sillas.

-Acaba de llamar, llega un poco tarde, así que vamos a empezar a cenar, ¿sí?-Mi madre lleva una bandeja a la mesa.

El olor a arroz recién hecho me hace estremecer. Si hay una cosa que adore en este planeta, es la pasta, en concreto, el arroz. Me encanta.

Muerdo mi labio inferior entusiasmada. Cuando mi madre termina de servir, bendecimos la mesa y empezamos a comer.

-¿Qué tal el colegio hoy, Lizzy?-Pregunta mi madre.

-Oh, muy bien, pero ha faltado la profesora de matemáticas... así que no he podido preguntarle las dudas...-Explico mientras me lavo la boca con la servilleta y doy un sorbo al vaso de agua.

La constante mirada de Oliver atravesarme empieza a ponerme nerviosa y reprimo una mueca.

-Oliver-Llamo su atención-. ¿Hoy te devolvían la moto, no?

Si hay algo que mi madre odie, son las motos. Jamás le gustaron. Es más, Tessa quería comprarse una y sacarse el carnet de moto... mi madre casi la mata.

-Sí, la tengo ahí fuera, aparcada-Explica-. Si quieres, luego puedo darte una vuelta-Dice con suficiencia.

-¡Qué gran idea!-Exclama mi madre.

Chocolate con sal y viceversa | REFORMANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora