capítulo dos

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—Entonces, ¿para qué me llamó? —me senté en uno de los sofás que estaban frente a su escritorio.

—Ah, sí, quería hablarte de algo muy, muy importante. Algo que sé que te gustará —se acomodó los lentes que se habían resbalado por su nariz y continuó—. Te comunico que has sido seleccionada para participar en la Olimpíada Nacional de Matemática.

Mis ojos se agradaron y me quedé boquiabierta mirándolo por unos segundos, sin poder procesar la información.

—¿E-es en serio?

—¡Claro que sí! —el profesor levantó sus brazos a manera de triunfo.

—Oh por dios, esta es una gran oportunidad. ¡Muchas gracias, de verdad! Es algo grandioso. Muchas, muchas gracias —de la emoción estuve a punto de abrazar al profesor, pero me contuve a tiempo.

—Nada de eso, te lo mereces —estrechó mi mano con fulgor—. Esta misma tarde quiero que vengas a la sala de estudios a conocer a tu equipo. En total son cinco los participantes que representarán esta institución, y tú eras la última que faltaba por notificar.

Yo asentía a todo lo que me decía, muy entusiasmada. En verdad era una gran oportunidad para mí, y sin duda una de las mejores cosas que me había pasado desde mi entrada a la Universidad.
Y aún más, de un momento a otro, sentí mucha satisfacción al saber que me habían llamado a mí, ¡y no a Kim Namjoon!

Al fin había podido superarlo en algo en lo que iba de estos dos años. Al fin todo el esfuerzo había tenido su recompensa. Al fin mis padres me iban a dejar de torturar por ser la segunda.

Una sonrisa se esbozó en mi rostro y el profesor me miró.

—Vaya, sí que te gustó la noticia. Pues me alegro mucho. Te espero esta tarde, puedes irte ahora Hyori.

Nos despedimos, para después vernos esa misma tarde.

Al llegar a la sala, vi caras que había visto muy poco, pero que sí conocía por coincidir algunas veces en los pasillos.

Deben ser comelibros como yo, por eso no nos vemos seguido.

—¡Qué oportuna! Muchachos, me complace presentarles a la última integrante del equipo, Seol Hyori —me presentó el profesor en un tono orgulloso.

Todos hicimos una reverencia y cuando me levanté, sólo conté tres personas allí, cuatro conmigo.

Falta uno. Por favor, que no sea él.

Me senté en el primer lugar vacío que vi, delante de una chica, la cual un minuto después de acomodarme, se sentó a mi lado.

—¡Hola! Mi nombre es YeSoon, pero puedes llamarme Mimí, como todos me dicen —extendió su mano muy amigablemente.

—Hola, un gusto, soy Hyori.

—Qué bueno que el equipo ya esté completo, porque quiere decir que podremos empezar cuanto antes a estudiar —me dijo emocionada.

Me dio un poco de risa su comentario. No conocía a muchas personas que se entusiasmaran tanto con la idea de estudiar matemática. Pero me sentí cómoda, porque yo era igual.

Sólo sonreí, y otra chica se acercó a mi lugar.

—No le des mucha confianza, porque si lo haces, comenzará a hablarte del amor de su vida.

—Callate, Ji-Ah —protestó YeSoon haciendo un puchero demasiado adorable.

—Soy Ji-Ah, una de las más inteligentes del equipo.

—¿No somos todos inteligentes? —pregunté confundida.

—No le hagas caso, ella siempre es así de narcisista.

—De acuerdo...

—Escucha, te haré un resumen, sino YeSoon se encargará de contarte todo con lujo de detalle, y no quiero que pases la misma agonía que yo pasé —explicó Ji-Ah—. Su nombre es K...

En ese mismo momento, antes de que Ji-Ah pudiera terminar su frase, alguien interrumpió bruscamente toda la paz que habitaba en la sala, abriendo la puerta con tal fuerza que podría haberla roto.

—Lo siento profesor, recién salgo de un examen.

—Pasa Namjoon, llegas justo a tiempo.

¿¡KIM NAMJOON!? Ay no ¿Qué demonios hace él aquí?

Con mi cara de notable desagrado, pude ver de reojo que YeSoon se había puesto colorada y que todo su cuerpo se había tensado. No hizo falta que Ji-Ah me dijera de quién estaba enamorada...

Suspiré resignada y desilusionada. Todo mi sentimiento de triunfo se había esfumado en cuanto vi a Namjoon parado en la puerta.

El profesor esperó a que él se sentara y comenzó a hablar casi sin parar.

—Ya que por fin todos estamos aquí, comenzaré a explicar algunos puntos importantes —tomó unos papeles del escritorio y se aclaró la garganta para comenzar su discurso—. Todos los presentes son alumnos avanzados de la carrera de Matemáticas y por eso hoy están aquí, porque son los mejores de la carrera. Como tienen la mayoría de materias aprobadas, no será necesario que cursen activamente el resto de materias, ya que sólo se concentrarán en las Olimpíadas —antes de que pudiéramos protestar sobre eso, él se anticipó—. Ya lo hablé con el director y con los profesores, y están de acuerdo.

Preguntó si teníamos alguna pregunta hasta el momento, pero como nadie tenía una, prosiguió:

—Ustedes representarán esta institución y traerán honor y orgullo cuando ganemos. Así que deberemos esforzarnos al máximo. La Olimpíada es dentro de seis meses, así que hay mucho trabajo que hacer.

Dicho eso, se acercó a cada uno de nosotros, y nos entregó un libro de ejercicios matemáticos avanzados a cada uno.

—Aquí están los tres mil ejercicios que hay que resolver y aprender, para poder ganar.

—¿Tres mil? —cuestioné sorprendida.

—Sí, por eso digo que hay mucho que hacer, y que debemos empezar hoy mismo. Todos haremos los mismos ejercicios y cada cuatro días haremos un coloquio, que consistirá en resolver uno de los problemas frente a todos y debatir el resultado. De esa manera practicaremos. Bueno, ya que expliqué todo, es momento para presentarnos.

Hicimos un círculo con nuestros bancos y comenzó la presentación.

Primero se levantó un chico alto, lindo y de tez blanca. Claramente era extranjero, y me llamó la atención su seguridad para presentarse.

—Yo soy James Campell, tengo veintitrés años y vivo aquí hace cinco —dijo con su voz grave.

—Soy Ji-Ah, no diré mi apellido porque no es importante y siempre digo que sólo digan mi nombre. Tengo veintitrés años y soy la más inteligente de aquí.

—Sería bueno que aprendas a ser humilde —la retó el profesor.

Ji-Ah se encogió de hombros y volvió a su lugar.

—Hola, mi nombre es YeSoon y pueden decirme Mimí. Tengo veintiún años.

Era la más tierna de todo el grupo. Se vestía con colores pasteles y su voz era muy aguda. Parecía en realidad una chica de quince años.

El penúltimo en presentarse fue el insoportable y desagradable Kim Namjoon.

—Soy Kim Namjoon, tengo veintiún años y espero que nos llevemos bien.

Volteé mis ojos y YeSoon me miró extrañada.
Finalmente era mi turno.

—Soy Seol Hyori, y tengo veintiún años.

—Muy bien. Bienvenidos al equipo de la Facultad de Ciencias Exactas. Ése será nuestro nombre, ya que me parece sobrio y serio.

Faltaban seis meses para la Olimpiada, y debíamos comenzar cuanto antes. Teníamos mucho trabajo que hacer, y estar junto a este equipo iba a ser toda una locura.

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