Uno. Adiós bella borracha.

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La luz del día me obligó a abrir los ojos, todo parecía dar vueltas y el olor del alcohol ya me estaba provocando un asco absoluto.

—¡Joder! ¿Qué mierda es todo esto? 

 La peste a vómito y tragos se estaba colando por mi nariz como una intrusa. Miré la habitación repleta de un montón de tipos y tipas esparcidos por el suelo y el pequeño sofá en una esquina, atestado de gente ebria. En el otro lado del cuarto estaba Jong Suk con la misma cara de asco que tenía yo.

— Tsk, esto está que se pudre... No recuerdo que la fiesta estuviera tan buena—me miró mientras comenzaba a levantarse del piso, en el proceso tuvo que quitarse una chica de encima —Lo siento cariño, sé que es difícil pero olvídame— susurró como si la muchacha realmente le estuviera escuchando, la acomodó en el piso y vino hacia mí para tenderme una mano— Vamos, es hora de irnos de este basural.

Eran exactamente las 3:00 de la tarde, no llegué a casa y probablemente me esperaba un sermón de vida y moralidad por parte de mi madre. Los padres de Jong estaban de viaje por trabajo, dudaba mucho que él tuviera problemas con esto. Llegamos a la avenida y tomamos un autobús hacia nuestro barrio residencial. 

—Me quiero morir— me quejé.— Mi cabeza está que se parte y aún me espera el sermón de mamá— puse ambas manos en mi cabeza y comencé a sobarla.— No quiero llegar a casa. Jong, déjame quedarme contigo.

—Podría quedarme contigo toda la vida, mi bella borracha, pero con tu madre enojada persiguiéndonos... Por el momento paso.

— Eres un asco— gruñí. — Siempre me metes en problemas y luego me dejas.

—¿Desde cuándo tan sentimental?— abrió sus rasgados ojos de forma exagerada para luego soltar esa sonrisa jodidamente perfecta.—Mi pequeña, el gran Jong no te pone una pistola en la cabeza para que te revientes con música y alcohol, ¿o sí? — con un movimiento de brazos puso mi cabeza en su hombro.— Un sermón de tres horas no le hace mal a nadie —susurró cerca de mis mejillas por lo que sentí todo su aroma a Ron, Vodka y tal vez algunos cigarrillos.

—Como quieras— escupí.— Cuando el "gran Jong" necesite a su bella borracha, ella no estará disponible.

—Eso lo veremos— soltó una risa pequeña y apoyo su cabeza sobre la mía.

Llegué a mi casa hecha un lío, mis pies chocaban entre sí y estaba segurísima de lo ridícula que debía verme. Abrí la puerta como pude y ahí estaba mi madre con mi hermano pequeño en sus brazos, tenía cara de pocos amigos, dejando ver que no había pegado un ojo en toda la noche.

La culpa vino.

—¡¿Se puede saber dónde mierda te has metido?!—dejó a mi hermano en el piso y este se fue corriendo a jugar con sus carritos.— ¿No te he enseñado valores? ¿Acaso no te he dado el ejemplo?, ayer te fuiste sin avisar y ni siquiera te dignas en llegar a dormir— exclamó con el rostro enrojeciéndose de ira.  —¡Diecinueve años y ya te has vuelto una suelta!— mis ojos fueron a parar en la vena hinchada sobresaliendo de su cuello y suspiré. —Coraline Cooper, te desconozco— sin decir más se largó a la cocina, dejándome de pie en la entrada. Subí las escaleras a paso lento, agradecida de que el "sermón" haya sido más corto de lo habitual.

Bajo el agua caliente de una ducha, recordé algunos momentos de la noche anterior, algunos más vívidos que otros, pero sin duda había sido una velada agradable... Como siempre, si se trataba de Jong Suk.

Al terminar la ducha salí sintiéndome renovada, lo suficiente como para ir a la cocina y picar fruta. Mi hermano menor estaba sentado en el sofá frente a la televisión, viendo un episodio de sus dibujos favoritos. Es una preciosura de ocho años y ojos oscuros, para ser honesta no nos parecemos demasiado. Su apariencia es mucho más coreana que la mía y tiene sentido, pues somos hijos de padres distintos.  

||She Killed My Ego|| (G-Dragon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora