Era perderte o perderme, y cariño, ya había perdido bastante contigo.
El corazón de Taehyun era duro como una piedra, su egoísmo y su orgullo, terminaron alejando a la única chica que lo quiso de verdad.
๑ Si estás leyendo esto desde otro sitio que...
—¿Quién era esa chica?— el señor Kang se oía molesto.
—Una compañera de la preparatoria— respondió el castaño.
—Ten cuidado Taehyun, no quiero verte perdiendo tiempo con cosas tan triviales como un enamoramiento, tú, mi hijo no estás en condiciones de echar a perder tu vida por una chica— el hombre de había vuelto muy duro, desde su divorcio.
—Sí padre, es solo una compañera y nada más—
—Bien— el padre del castaño subió con su maleta dejando a su hijo solo en la sala.
Taehyun había tomado mucho riesgo, dejando que la chica vaya a su casa. Sin duda, eso no iba a pasar otra vez.
—Ten, te compré esto— la castaña saco una bolsa de regalo de su mochila y tomando la mano del castaño se la entregó.
—¿Por qué me regalas cosas?— pregunté. La chica todas las semanas traía algo nuevo.
—Simplemente porque me gusta darte regalos. Así que sin quejas señor Terry— Shin arqueó una ceja haciéndola ver muy graciosa.
Supongo que es algo que no puedo evitar.
Los regalos de Shin eran muy peculiares, desde manualidades mal hechas y con algunos errores, hasta snacks raros y dibujos sobre mí.
Hoy era el cumpleaños de Soobin, su madre organizó una fiesta a la cual mi padre y yo estábamos invitados. Shin días antes me rogaba para que vaya a dicha fiesta, le dije mil veces que no. Sin embargo creo que se llevará una muy agradable sorpresa. Mi padre tenía una reunión, así que solo iré yo.
Las empleadas ya tenían listo el obsequio, y mi outfit estaba completo. Subí al auto y el chofer me llevó a la casa de la familia Choi. Mi padre es primo del papá de Soobin, por ende Soobin y yo también somos primos aunque no nos parecemos en nada. Él es un tonto, mientras que yo siempre he sido un genio.
Tan pronto llegué, Soobin me recibió con un abrazo. No me gustaba el contacto físico con otros, pero la situación lo ameritaba. Fui escoltado hacia el jardín de la casa donde se realizaría el evento, todo estaba decorado elegantemente.
Ya habían llegado varios a la fiesta, amigos de Soobin y compañeros de la preparatoria. Lo único que me estusiasmaba de la fiesta era ver a Shin, ella lograba ponerme un tanto feliz.
Caminé hacia la entrada donde estaba Soobin recibiendo a la gente.
—Parece que llegará tarde— me dijo Soobin quien miraba a las personas bajar de sus autos.
—¿De qué hablas?— pregunté.
—De Kyu Won—
¿Estaba siendo muy obvio acaso?
—Ah, seguro que sí, no lo sé— me hice el desinteresado, no quería que crean que estoy inquieto por ella.
—Me gusta Kyu Won— dijo el pelinegro sin verme a la cara. —Pero sé que a ella le gustas tú—
Que bueno que lo tengas claro.
—No me sorprende, un tonto siempre va a buscar a alguien que sea igual que él— respondí.
—Yaa, me llamas tonto desde que éramos niños. Ya te lo dije, yo no soy tonto— el pelinegro fingía molestarse, pero obviamente lo hacía de broma. Soobin y yo tenemos una relación rara.
—A lo que voy, Taehyun. ¿A ti también te gusta Kyu Won?— el pelinegro sonaba realmente interesado.
—Por supuesto que no— respondí.
—Oh, entonces sí puedo cortejarla— Soobin lucía feliz.
Claro que no. Shin es...es para mí.
—Como quieras, aunque dudo que te haga caso. Ella se muere por mi—
—No creo que le dure mucho tiempo, Taehyun. No deberías ilusionarla, ni muchos menos jugar con sus sentimientos. Ella de verdad te quiere—
Y yo también la quiero.
—Es mi problema, no te me...— escuché una voz conocida. Era ella.
—Hola— dijo mi castaña quien lucía un vestido que la hacia ver realmente angelical.
—Ho...hola— ví ruborizarse a Soobin. Sus ojos brillaban y no podía quitar su mirada de la hermosa castaña.
—Terry tonto, me mentiste. Dijiste que no vendrías— la castaña arrugó su frente e hizo un puchero muy pero muy adorable.
—Me obligaron— respondí sin hacer contacto visual.
—Pues que bueno— dijo con una muy coqueta sonrisa.
—¡Feliz cumpleaños Binnie!— el pelinegro se acercó a ella, y esta le propició un abrazo.
No me gustaba esa escena, así que aclaré mi garganta para hacerles saber lo incómodo que me sentía.
Shin se separó de él y entró a la casa, mientras que Soobin me dedicó una mirada matadora.
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