Dia 3

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No me parece buena idea...

Tan pronto tuvo la tarjeta en sus manos, solo pudo pensar en buscar en el guardarropa un traje negro que fuese acorde a la ocasión.

Una nueva misión había llegado, y él había sido el elegido a infiltrar junto con su capo. Ya tenían el objetivo y solo un lugar donde atacar.

-Melone pudo falsificar la invitación, el resto será sencillo- le dijo al pie de su habitación, dejándole el sobre en su mano y se marcho. Tan pronto el joven de cabello rubio leyó el papel, se dio cuenta de que era una invitación a una fiesta de disfraces, máscaras principalmente con trajes de noche.

Tan pronto habían llegado a su destino, dejaron el auto rojo a un tercero que el acompañante del conductor reconoció, ese peculiar cabello azulado y los lentes rojos, lo identificaría en cualquier parte.

-Mantente cerca- le dijo el más alto de los dos recién llegados, dándole las llaves y tomo a su acompañante del brazo.

Mostró la tarjeta a la entrada, el recepcionista tan pronto la leyó, los dejo pasar al interior: un doctor y su acompañante. Les dijo la jóven más, quien antes de poder dejarlos integrar al salón, mostró una mesa para ambos en la cual reposaba gran variedad de antifaces, no para el alto sino para el rubio.

Su primer error.

-Puede tomar uno, son totalmente nuevos y limpios- indico la joven, y el rubio asintió en silencio. No quiso mostrarse nervioso ni regañado, incluso no se había dado cuenta en el momento que su compañero al bajar del vehículo, ya vestía un antifaz sencillo de color negro con toques rojos -a diferencia de él, le faltaba uno- a lo que él por otro lado escogió uno negro de toques blancos y dorados.

Se lo puso, miro a su pareja y a la mujer, quien enseguida, con una sonrisa y suma amabilidad, les llevo al interior del lugar; abundante de gente, comida y música sutil para un baile de salón.

-Busca al objetivo Prosciutto- le ordeno y el asintió en silencio, para no cometer un error más. Mientras el alto, se aparto solo un momento, mezclandose un poco entre la gente para enseguida volver a él, con dos copas de vino en mano, que el rubio no rechazo. No tenía por qué.

En su momento a solas, había mirado a su alrededor, intento no cometer otro error, y parecer inútil esta ocasión.

-Ahi- murmuro bajo Prosciutto, tan pronto lo diviso al objetivo a la lejanía, al otro lado de una aparente pista de baile y bebió un sorbo de su vino, haciendo que el alto repitiera su gesto -Once en punto, Risotto- le señalo, y el alto observo.

Un hombre más grande que ellos, posiblemente, pero demasiado vanidoso para cuidar su apariencia y engañar con esta, su edad. Extravagante, coqueto y otro sin fin de palabras que se le notaba a la distancia al verse tan sociable e incómodamente simpático con los acompañantes a su alrededor, que tomaban pequeños aperitivos y soltaban risas mudas, por la lejanía de la pareja.

-Vamos- ordeno Risotto, dejo la copa en la primer mesa que pudo notar y Prosciutto le siguió sin titubeo. Como siempre, discreto, rápido y mortal debía ser el ataque.

¿El plan?

Ese siempre se pensaba sobre la marcha. Aunque para ser sinceros, Risotto ya sabía lo que debían hacer, y solo uno podía hacer aquel trabajo: asesinarlo.

Se acercaron despacio, llegando a la pista de baile, donde la gente detuvo su danza, para aplaudir y enseguida se escuchó un gracias, pronunciado por un simple gesto de reverencia. Y alguien más, empezó a tocar el violín, para dar inicio a otra melodía, y hacer a la gente bailar.

Tenían todo planeado, muy bien trabajado, la Squadra estaba infiltrada también en esa fiesta, y el chico de cabello lila, reclamo sus labios, cerró los ojos y toco el violín.  Así, sin más, Melone se metió a la fiesta, más la mascara, y su traje extravagante, pudo ayudarle a pasar por alto que no era el músico que habían contratado, inclusive el color de su cabello le había ayudado.

RisoPro Week 2020Where stories live. Discover now