El rugir del corazón -Severus Snape y tu - [EDITANDO]

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¡¡Aviso este capítulo será un poco más largo, disfrútenlo!!

El hombre forcejeo un poco. —No tienes por qué obligarme a ir contigo... No veo el por qué obedecer a una niña inmadura como tú. — Bufo molesto, pues le irrito como la chica tenía un semblante autoritario sobre él.

La chica acorralo a Snape contra una de las paredes del pasillo, para mirarlo a la cara con molestia —Seré una niña inmadura para ti, pero tú eres un maldito terco, ¡así que vendrás conmigo justo ahora porque yo te lo estoy ordenando! — Ordeno ella, el tono de autoridad de la joven sorprendió a Severus, haciendo que la mirara de forma curiosa eso hizo que la chica cambiara su actitud a una más apenada, más como ella.

—Le p-pido disculpas por mi actitud, m-mi intención no era hablarle de esa manera profesor Snape...— Se disculpo la joven bastante avergonzada, se apartó de aquel hombre.

—Yo soy el qu-...— Había hablado en voz baja, aunque se quedó callado por un instante antes de seguir hablando para poder mirar a la chica detenidamente, pues ella miraba al suelo, se notaba muy avergonzada, el solo suspiro llevándose la mano a su cabellera negra.
—Levanta el rostro. —Ordeno el, esta obedeció, sus mejillas estaban de un color rosado, ella desvió la mirada un poco para tranquilizarse.

El rodeo los ojos y desvió la mirada, carraspeo la garganta y con la mirada pareció hacer una seña pues decidió obedecer sin más, no tenía nada que perder pensó, no dijo palabra, la castaña volteo a verlo y comprendido a que se refería así que lo tomo del brazo con más cuidado, pues aún le incomodaba sentirse así, intimidada por él.

—Dígame si voy muy rápido... no me gustaría que se pudiera lastimaras más...— Dijo la joven que miraba al frente.

—No, esta bien. —Contesto el, algo seco, de igual forma miraba al frente, aunque ambos de vez en cuando se miraban de reojo, caminaron en silencio hasta llegar al lugar donde la joven se quedaba, ella pronuncio la palabra al cuadro, aunque esta vez no pareció importarle que Snape estuviera a un lado, el cuadro se abrió y Snape le cedió el paso a la joven.
Justo al entrar, el fuego de la chimenea se encendió y las luces bajaron la intensidad de la luz que producían, dejando un agradable ambiente.

—Permítame...— Dijo ella para quitarle la túnica que siempre portaba el, el cedió, la joven doblo la prenda y la coloco en la pequeña mesa de centro, le hizo una seña a Snape para que este tomara asiento, mientras que ella iba a su pequeño taller en su maleta por cosas para curar al hombre en el sofá.
Snape miraba el cuarto en el que se encontraba, parecía algo tenso, la joven volvió con unas vendas y alcohol, ella se había quitado su capa pues a veces sentía que era un poco estorbosa cuando se traba de cosas así, al no tenerla encima ocasiono que la camisa blanca que tenía puesta hiciera que resaltaran otras cosas que ella usualmente ocultaba con la capa.

Snape solo la miraba espectador, la joven parecía tranquila, ella se sentó sobre una almohada en el suelo, miro a Snape el cual estaba en el sofá.

—Si me permite. — Dijo esta para verificar la herida de Snape, el cual se quejó en cuanto el toco. —Si no le molesta pregunta... ¿Qué es lo estaba haciendo para que terminaras lastimándote así? — Pregunto mientras arremangaba el pantalón del profesor para poder limpiar la herida.

—No es de su incumbencia si no le molesta. — Contesto este con cierto recelo.

—Bueno... Es que me sorprende que esta herida te la haya hecho una criatura...Por que algo así no se cura tan fácil con magia, debe curarse natural. — Dijo esta para mirar a Snape algo incrédula. — Comprendo que no quieras decirme... tampoco voy a obligarte. — Dijo esta para aplicar con un algodón alcohol sobre la herida abierta, el gruño pues le ardió bastante, del cuello de la castaña asomaba una ramita verde, el cual parecía esconderse, Snape logro observarla, miraba algo curioso.