Pretending

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Cuando todo simula ir de maravilla en tu monótona y, aparentemente, pacifica vida, de súbito pueden ocurrir sucesos que te distorsionan por completo el rumbo.

Así se sentía Mikasa con Eren gritándole frente a ella.

Ella había creído que todo marchaba bien, sospechosamente bien, esa mañana; se levantó muy temprano como era su arraigada costumbre, fue a correr al parque de la zona, realizó su rutina diaria de ejercicios y abdominales, para finalmente volver con toda la calma del mundo hasta el piso que compartía con sus hermanos; de igual manera, se duchó, desayunó, cuando de pronto recibió un mensaje de parte de su jefe inmediato indicándole que no sería necesaria su presencia hasta pasado el mediodía.

Eso no se lo esperaba, al parecer, tendría un espacio libre antes de iniciar sus labores de ese miércoles.

Mikasa estaba tan acostumbrada a la rutina diaria, que no supo exactamente qué hacer a continuación. Quizá podría adelantar parte de su proyecto de trabajo, leer un libro, ver televisión, o, simplemente, volver a la cama como un ser humano normal haría; incluso irse a dar una vuelta por el Mall, de compras, no sonaba nada mal. Sin embargo, y de la nada, a su mente se le ocurrió algo más "productivo" como para matar el tiempo.

Productivo porque les prepararía y llevaría el almuerzo a dos de sus personas más preciadas, al mismo tiempo, pensó que sería una experiencia "innovadora", algo que alguien como ella no estaba acostumbrada a hacer. Tan diferente fue el sentimiento que la embargó, que hasta soltó una sonrisita de lo divertido que le pareció, y en ese instante no imaginó que fuera mala idea arribar de sorpresa al nuevo trabajo de Eren y Armin.

Todo avanzó de acuerdo al plan hasta llegado ese punto en su presente.

Se había presentado en recepción preguntando por Eren Jaeger, sin embargo, no fue necesario indagar demasiado en su paradero, cuando de reojo vislumbró su cabellera castaña saliendo por un pasillo de la derecha.

Sonrió de la emoción al instante por haberlo encontrado sin tanto ajetreo, pero después de salir corriendo y llegar emocionadamente hacia él, la reacción de este no fue la que ella esperaba, considerando el enorme ánimo que se cargaba en esos momentos.

¿¡Qué demonios haces aquí, Mikasa!?

Mikasa había estado tan orgullosa de su minuciosa labor culinaria hasta aquel patético instante. Tomarse su tiempo, esfuerzo y dedicación en preparar comida especialmente para un chico le brindaba una sensación femenina que no sentía en mucho tiempo. Era estúpido, pero eso le ayudaba a inflar un milímetro su pobre ego de mujer, por lo que al escuchar el cruel y crudo recibimiento, se quedó paralizada.

Te traje... el almuerzo —apenas masculló, con la cabeza gacha, empujando los coloridos recipientes de bento hacia él.

Entonces, su pequeño infierno personal se desató.

—"¿Es que tengo tres años? ¿Acaso yo te lo pedí? ¡No Mikasa, no, y claramente NO te lo pedí! ¡No trates de comportarte como mi madre, porque, oh, sorpresa, NO lo eres, ni tampoco tienes por qué preocuparte por mi alimentación! No quiero eso, llévatelo."

Cuando acabó prácticamente de destrozarla frente a parte del personal con su cruel palabrería, Mikasa se sentía pisoteada como la más mísera, sucia y asquerosa basura, (literal solo faltó que le dijera que la odiaba, pero creo que el concepto queda bastante claro).

Pretending || rivamika Donde viven las historias. Descúbrelo ahora