Tenían algo a que agarrarse

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  La noche se hizo presente, podían ver por una pequeña ventana como las luces comenzaban a encenderse en la ciudad, tan lejana a su posición. Los amigos añoraban el rugir de los coches y las farolas encendiéndose una tras otra. Echaban de menos el reír con sus amigos en cualquier fiesta a la que asistían. Echaban de menos hasta tener que ir al hospital porque su amigo el conductor temerario estampó su coche contra un árbol. Gustabo añoraba entrar a la consulta molesto porque su amigo estaba ligando de nuevo con uno de los médicos. Alguien pisó su pasado y les obligaron a dejarlo atrás. Les robaron su vida de una forma peor que la muerte: la reclusión total y aparentemente permanente.

  Habían pasado meses desde su llegada a ese lugar. Se podría decir que era como su casa, pero nunca la podrían considerar como tal. Cuando les dejaban dormir por unas horas, soñaban con su libertad. Soñaban con ese día, ese día en que la puerta quedaría abierta en un descuido y sus piernas les condujesen a la libertad. Al día siguiente despertaban y seguían en la misma mierda. A día de hoy las esperanzas de salir son ínfimas.

  Pero algo resurgió al ver entrar a un oficial. Alguien debe estar buscándolo, ya tenían algo a que agarrarse. O a alguien, más bien.

  —Jack, debemos dormir, no creo que nos den de comer hoy. Pero te puedo conseguir agua. Horacio, ya sabes de que hablo. —Horacio asintió y se levantó—. Conseguí robar una botella hace unos días. No recordaba ni que la tenía. Creo que la necesitas más que nosotros.

  Jack intentó agradecerle, pero las palabras no salían de su boca. Comenzó a toser descontroladamente. Horacio se apresuró en recoger la botella como podía. Estaba bien escondida, e ir palpando cada recoveco sin poder ver por donde pasas la mano no ayudaba. Después de unos minutos la encontró, la recogió como pudo y se la llevo a Jack. Él tan solo dio un trago, pero Gustabo le pidió que se la acabase si lo necesitaba. Después de tantos golpes, Jack se encontraba exhausto y acabó por beberse toda el agua.

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