Cap.50 "Todo va a estar bien".

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—Lo sé, y dolerá un tiempo. Luego dolerá menos, y menos. Hasta que un día solo será un recuerdo y estarás bien. Vas a estar bien —repitió besando mi cabeza y lo abracé con todas mis fuerzas.

—Gracias Eli —susurré en su pecho. El y yo nos habíamos acercado mucho en este último tiempo y el había ido a visitarme cuando estuve postrada en mi cama. Nos llevábamos muy bien y a pesar de que tenía algunos años menos que yo, lo sentía como un amigo.

En parte sabía que era porque el nunca fue parte del estúpido plan de los Clarke, el no estaba aún allí cuando todo eso comenzó, al igual que Tessa, por ende eran los únicos que no me habían mentido.

—De nada, Ali —colocó un mechón de cabello detrás de su oreja—. Se que no es el mejor momento, pero no pude darte un regalo en tu cumpleaños, y quería hacerlo, solo que no sabía que —tomó un paquete que no vi que dejó sobre la cama de Irina—, ten —me sonrió y sentí la ternura que irradiaba de él.

—No tenías que hacerlo —le sonreí aún con lágrimas cayendo y abrí el paquete con cuidado—. Oh, por Dios —susurré.

Era un marco de foto color blanco laqueado muy bonito, tenía un escrito en negro. "Siempre estaré para ti." Lo que me hizo emocionarme aún más, fue la fotografía.

Era de mi cumpleaños. Elias me abrazaba por los hombros sonriente mientras que Augusto me llenaba de chocolate y Ulises repudiaba el pastel con nueces. Logró hacerme reír y me limpié unas cuantas lágrimas.

No solo me hizo sentir mejor el hecho de que pudiese reírme en un momento tan horrible, sino que pude entender que ellos iban a estar allí para mi. Ellos siempre habían estado allí para mi y así sería.

—Esto es hermoso —lo observé—, gracias —lo abracé con todas mis fuerzas y dejé el portar-retrato sobre la cama de mi hermana.

—No fue nada —acarició mi cabello—. Tenemos que irnos —me recordó con tristeza, sabiendo que seguramente yo querría quedarme allí y llorar todo el día. Se levantó del suelo y extendió su mano a mi.

—No quiero que me vean así —refregué mis ojos y traté de limpiar mis lagrimas— pero no quiero que se vayan sin mi.

—Confía en mi —susurró y tomé su mano que me ayudó a levantarme—. Ve, lávate y te espero abajo.

Luego de lavarme la cara y ver lo rojo que tenía los ojos, bajé las escaleras tomando valor. Pude ver a todos allí, quietos como estatuas. Estáticos en su lugar. Nadie se movía. Augusto tomaba un vaso de agua, Bernarda estaba sentada en la silla de la cocina con Jade a su lado. Renata parecía salir de la casa detrás de Noel y Cato que ya estaban afuera. Tessa estaba mirándose con Irina, como si estuviesen conversando. Renzo miraba por la ventana, perdido en ella. Nathan estaba sentado en el sofá con la cabeza entre las manos, mirando hacia el suelo.

Dirigí mis ojos hacia lo único que parecía moverse, que era Elías sentado allí, moviendo impaciente su pie.

—¿Estas lista? —preguntó con sus ojos achinados. Asentí con la cabeza suspirando. El parpadeo un par de veces y todos recuperaron el movimiento de lo que estaban haciendo.

Solo pude ver a Nathan subiendo su cabeza y observándome, pero antes que sus ojos llegaran a los míos, alguien tironeó de mi y me hizo salir de la casa.

—Vámonos, tenemos que llegar al bosque —dijo mi hermano arrancándome el brazo y di un tirón para zafarme de él.

Fuerzas, no me fallen ahora que las necesito.

**

Llevábamos cinco minutos esperando a Tadeo, quien se negó a esperar en la casa de Bernarda y venir con nosotros.

Controversia (Saga completa)Onde histórias criam vida. Descubra agora