Capítulo 21: Ensimismar.

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Capítulo 21.

Ensimismar.

"Dirigir toda la atención a los pensamientos, aislándose de lo que le rodea"

En ocasiones, había días que eran pésimos para Hailey, y desde el lunes parecía estar con ese ánimo.

El martes había faltado a la universidad; había sido uno de esos días que ni siquiera podía levantarse de su cama.

Su ánimo había decaído y otra vez había vuelto a medicarse para poder estar bien. Así que para el miércoles, fingía volver a estar en su ánimo. Se sentía desesperada por hablar con alguien, y para su suerte ese día tenía su cita con Kai en el consultorio.

Así que ese día se esmeró en verse bien: se maquilló, sin ocular sus pecas y con un maquillaje natural. Se puso brillo en sus labios. Buscó un jean de mezclilla azul claro que se adhería a su cuerpo junto a una blusa blanca que le quedaba corta, no tanto como un top, pero sí lo bastante para mostrar parte de su estómago con manga bombacha. Decidió trenzarse el cabello y se puso el anillo de su madre.

—Todo estará bien —se animó.

Se calzó sus tenis blancos y bajó.

—¿Quién en esta señorita y dónde está mi princesa? —Sonrió a su abuelo.

—Soy yo —lo saludó. Tomó asiento en su silla y se dispuso a desayunar la avena que su abuela le había preparado.

—¿Por qué tan guapa, princesa?

—Tuve ganas de arreglarme —se encogió de hombros.

—Pues te ves preciosa.

Terminó de desayunar y subió a lavarse los dientes y ponerse perfume. Bajó lista para esperar a Adler cuando el grito de su abuela la regresó.

—¿Mande? —Movió el pie, inquieta.

—Tienes cita hoy con el doctor Denali... ¿irás?

—Sí —dijo un poco insegura.

—Bien —Dina parecía un poco aliviada—. Me gustaría que lo invitaras a cenar, queremos agradecerle que te haya ayudado con lo de Lynn.

—Oh... —Le sonrió—. Le diré que venga el viernes.

—Muy bien, cariño. Gracias por intentarlo —le tomó las manos—. Iremos paso a paso, ¿vale?

Asintió y se despidió de su abuela. Paso a paso, se dijo.

▬▬▬

Hailey y Adler habían tenido la última hora libre. Estaban sentados sobre el pasto, haciendo trabajos que les habían dejado de tarea.

De vez en cuando le copiaba. Era divertido ver a Kai bromeando y relajado.

—Tenemos qué juntarnos para hacer la exposición para tenerla lista el lunes —asintió y le aventó una gomita de las que se habían comprado. El tatuado la cachó con la boca y se la comió.

—¿Qué día puedes?

—Mmm —le aventó otra gomita—. Podemos vernos el sábado que descanse.

—Está bien, ¿en dónde?

—Tengo ganas de ir a comer pizza —sus ojos negros la enfocaron—. Podemos ir a comprar una caja y  comerla en tu casa.

—Me parece bien.

—Es raro que el maestro de Biología de la conducta no haya venido, después del trabajo que dejó.

Hailey, ¿Podrás salvarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora