•|BURY A FRIEND|•

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— Ahora quién es el asqueroso monstruo. — Contesté con toda intención de hacerlo enojar por muy estúpido que fuera.

La gran masa de carne camino hacia adelante, buscando su reflejo en un charco que había en la calle;estúpidamente no retrocedí y fui la primera en recibir la descarga de altos decibeles sobre los oídos.

Caí sobre mi trasero por el imponente ruido y llevé mis manos a mis orejas para cubrirlas.

— Cállate maldita sea — Grite con fuerza pero fue en vano.

Los gritos del monstruo rompieron vidrios y nos llevaron a todos al piso; parecía que la monstrualizacion en verdad le habían roto el alma entera pues la manera en que gritaba era anormal.

Entendí la gravedad del asunto cuando descifré que el maldito niño de cara bonita que ahora ardía bajo las llamas que Ji Soo había comenzado,  había sido el culpable de arrebatarnos a la niña.

Las lágrimas resbalaban casi mecánicamente de mi rostro sin siquiera tener expresión alguna y mis pasos seguían a los demás por puro sentido común; Yeong Su acaba de perder a un su hermana para siempre y lo único que rompía el silencio de la noche eran los gritos desesperados de aquel niño.

— ¿Estamos cerca del refugio? — Balbuceó Ji Soo. Sus manos tocaron levemente su dorso y un gesto de dolor se coló en su rostro.

La chica se había adelantado y había robado de mis manos la venganza.

— Si — Mentí. No tenía ni la menor idea del lugar donde estábamos caminando, pero la mirada vaga y débil de mi amiga me hizo creer que ella tampoco estaba del todo consiente de lo que decía.

Ji Soo había sido urgada en la herida y al parecer ya comenzaba a resentirlo, sus labios estaban secos a causa de la deshidratación y su rostro entero estaba cubierto de una capa fina de sudor.

Arrastraba las suelas de sus zapatos en lugar de dar pasos y sus ojos ya comenzaban a perder lucidez.

— Ven, puedes recargarte en mi. — Ofrecí mi costado con toda la intención de que ella usara de mi como un soporte y así fue.

Hubo un silencio entre ambas hasta que ella decidió arrebatarme las primeras palabras para romper el hielo.

— ¿Recuerdas la ocasión en que nos conocimos? — Una suave sonrisa se abrió paso en sus labios. — Hyun Su estaba ahí también, fue en el cubo de escaleras y a pesar de todo lo que pasó te mantuviste fuerte y segura.

Pude sentir como mis sentimientos volvían a estar a flor de piel y obstruían mi garganta con ferocidad.

— Se que estás molesta. Cuando ese soldado de mierda nos apunto con su arma vi una mirada en tus ojos que no me gustó. — Ji Soo buscó mi rostro. — No quiero que abandones todo solo porque Hyun Su no está aquí.

— No lo haré — Contesté tajantemente.

— Hablo en serio

— No lo haré — Repetí.

— Hyun Su volverá. — Un pequeño quejido de dolor se escapó de su boca. — Él sabe bien que está jodido sin ti, además el hijo de perra ha recibido como cien disparos y no ha muerto.

Las dos reímos por el último comentario que selló la plática entre ambas; Ji Soo tenía razón, Hyun Su era quien posiblemente tenía más probabilidades de superar estas cosas nuevas antes que nosotros.

Un estadio de grandes dimensiones se dibujó frente a nosotros, parecía que las cosas podían mejorar un poco si decidíamos quedarnos allí.

Ji Soo fue arrebatada de mis brazos por cuestiones de filtros de seguridad y el militar que nos había apoyado ya había desaparecido de mi panorama.

Is not a fairy tale  •| Hyun Su |•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora