-Tonterías.
Dije observando mi cerveza como si de un bicho raro se tratase.

-Eso se bebe sabes.

-Lo se.
Respondí a la vez que probaba esa bebida espumosa de color amarillo

La espuma de la cerveza se acomodo en mis labios mientras el liquido frió se deslizaba por mi garganta. Una extraña sensación recorrió mi cuerpo, una extraña sensación que no me desagrado.

Después de un sorbo vino otro, y otro y otro, hasta acabarme la bebida en unos pocos segundos, estaba deliciosa.

-Tranquilo fiera.

-¿Puedo pedir otra?
Pregunte emocionado después de haber experimentado una sensación completamente nueva para mi.

-Las que quieras.
Me dijo Mario sonriente.

Después de una ronda, vino otra, y otra, y otra, hasta que empecé a marearme y decidí parar porque quería llegar vivo a la universidad y porque además mañana tenia clases.

Era la primera vez en mucho tiempo que me reía, que me reía de verdad, y de cualquier tontería que soltaba Mario. Me sentía libre, me sentía feliz.

-Oye Mario tus amigos van a tardar mucho mas, porque se esta haciendo tarde y...

-No van a venir.

-¿Como?
Pregunte anonadado.

-Me han enviado un mensaje hace un rato avisándome.

-¿Y porque no me has dicho nada?

-Porque nos lo estábamos pasando de puta madre y si te lo decía te ibas a ir.

-Pues claro son casi las 11:00 de la noche, debería estar durmiendo hace media hora y ni siquiera he cenado.

-¿Porque eres tan cuadriculado?

-No es ser cuadriculado, es hacer lo correcto.

-¿Y dentro de hacer lo correcto no esta el pasárselo bien un rato?

-Debería irme ya
Dije finalmente.

-¿Quieres que te lleve?

-No, prefiero andar.

Me levante rápidamente de la silla, un error, ya que después de haberme bebido esas cinco cervezas, el levantarme rápido provoco que me mareara.

-¿Todo bien?
Pregunto Mario.

-Todo perfecto.

Me dirigí lo mas recto que pude hacia la barra de aquel restaurante.

-¿Vas a querer algo mas?
Me pregunta esa chica con una radiante sonrisa en su rostro, ahora que la tenia delante y me fijaba bien, si que era cuanto menos atractiva, su pronunciado escote llamo la atención de mis ojos.

"Mierda, ¿le estaba mirando la tetas?, si, le estaba mirando las tetas, ¡Lucas para! la chica podría ofenderse, ¡Lucas!"
Me decía mentalmente.

Aparte la mirada lo mas disimuladamente que pude, aunque estaba mas que claro que la chica se había percatado de mi pequeño descuide, por como seguía sonriendo.

-La cuenta por favor.
Dije nervioso a la vez que sentía mis mejillas arder.

Era obvio que mi comportamiento era debido al consumo de alcohol que ingerí esta noche, pero eso no era una excusa para ir mirándole las tetas a todo el mundo.

-Toma.
Dijo la chica alegremente.

Mire confundido el papel.

-¿Esto es un numero de teléfono?

-Eso es mi numero de teléfono, a las cervezas invita la casa. 

La chica de la cual desconocía el nombre puntualizó la frase con un guiño para después irse dirección a la cocina.

-Vaya, al final no ha ido tan mal la noche por lo que parece.
Dijo Mario mientras se situaba a mi lado.

-Me a dado su numero de teléfono.

-Lo he visto, además te dije que te estaba desnudando con los ojos. Vamos, te llevo de vuelta.
Dijo Mario finalmente al ver que no decía nada mas.

Asentí, todavía confundido por la situación.

Esa noche había vivido muchas experiencias totalmente nuevas para mi: Había probado el alcohol por primera vez y no me había desagradado, había descubierto una faceta oculta de Mario y una chica guapa me había dado su numero de teléfono.

Existía un mundo totalmente desconocido fuera de la universidad, y quería descubrirlo todo.

Escribiendo música en su piel ©Where stories live. Discover now