Las cosas que no decimos [YA A LA VENTA - CHERRY PUBLISING]

Capítulo dos: Paura non ho.

Cuando se levantó a la mañana siguiente, seguía sin gustarle la idea de ser el representante de su facultad durante la temporada de novatadas. A cada paso que daba hacia clase más se arrepentía de no haber seguido los pasos de Giulia y haberse largado.

El día anterior, de camino a casa, había enviado varios mensajes a la chica explicándole lo ocurrido. Giulia había intentado quitarle peso al asunto, pero no pudo evitar insinuar que la culpa era suya por haberse quedado allí sin estar del todo de acuerdo con lo que se les hacía a los novatos. «No pasa nada, Vitto», le había dicho. «Ahora puedes asegurarte de que no se pasan con ellos».

Era las nueve menos diez cuando se encontró con Luce y Bianca en la puerta del aula B15. El día anterior habían elegido a suertes a los otros dos representantes, necesarios por si algo impedía a Vitto ejercer como tal. Aunque había rezado con todas sus fuerzas para que Andrea saliera elegido, el resultado no le había desagradado. Ambas chicas eran tranquilas, amables y con la suficiente iniciativa para no dejarle a él todo el peso de tan desagradable tarea.

—Buenos días —saludó con desgana—. ¿Listas?

—Creo que nunca estaré lista para esto —el comentario de Luce hizo que Bianca asintiese. Vitto lanzó una mirada al interior del aula y suspiró—. Así que entremos ya, por favor.

Aún quedaban unos minutos para que el inicio de las clases, así que entraron en la abarrotada aula de primer curso sin miramientos. Primero Vitto, después Bianca y, finalmente, Luce, que cerró la puerta tras ella y caminó hacia el centro del encerado.

—Buenos días —el murmullo fue bajando de volumen hasta desaparecer. Todos sabían quienes eran y la razón de su presencia en el aula, incluso los alumnos adultos, que siguieron a sus asuntos sabiendo que ellos estaban exentos de las novatadas—. Mi nombre es Vitto, y ellas son mis compañeras Luce y Bianca —señaló a cada una de ellas e hizo una pausa antes de proseguir—. Supongo que sabéis para qué estamos aquí, pero igualmente lo explicaremos para que os quede a todos claro. En esta universidad a los novatos se les realiza una serie de pruebas...

—Jugarretas, más bien.

—Jugarretas, sí, gracias, Bianca—. Se escucharon algunas risas en el aula que se apresuraron a acallar con un par de miradas heladas. Bianca les entregó un papel a los chicos de la primera fila, y les pidió que escribieran su nombre y su número de teléfono—. Como iba diciendo, durante los meses de septiembre y octubre estaréis en régimen de novatos y tendréis que hacer todo lo que os digamos los alumnos de tercero. Sé que es una putada, hemos pasado por lo mismo, pero también es una vivencia única y no somos unos psicópatas, nadie va a salir herido de esto —Barrió con la mirada la clase. Parecían más relajados, pero aún notaba la tensión que él mismo sintió al verse en la situación en la que ahora ponía a esos chicos—. Es solo un mes y medio y luego simplemente seréis unos novatos a los que nadie hará demasiado caso hasta que lleguéis a tercero y os toque recoger el testigo.

—No vais a ser los únicos novatos que lo sufran —Luce tomó la palabra otorgándole a Vitto un descanso que agradeció en silencio—. Todas las facultades tienen sus novatadas y todos las sufrís por igual. Psicología no es una carrera conocida por lo extremo de sus métodos, pero es costumbre que las novatadas se lleven a cabo en grupos de tres facultades —explicó—. Este año haremos grupo con Historia y con Química— Hubo murmullos. Algunos comentaban que conocían a otros novatos de esas carreras, otros se hicieron eco de un rumor que ya habían previsto no poder evitar.

—He oído que en Química se toman muy en serio las novatadas —comentó una chica sentada en tercera fila.

—No te voy a mentir, Química es la carrera en la que nunca querríais ser novatos, pero ellos no pueden tomar decisiones sobre vosotros sin nuestro consentimiento. Y yo soy malo, pero no lo suficiente para dejar que os lancen al Tíber en octubre.