Rutinas (Chenle)

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Escuchabas el sonido del agua golpear las baldosas creando un ambiente tranquilo combinado al vapor que se colaba por debajo de la puerta y te daba un cálido arrullo, te removiste en las sábanas encontrando la pose más cómoda para volver a caer en el mundo de los sueños pero el hipnotizante sonido de la regadera se detuvo quitándote la paz. 

Estiraste el brazo para encender la pantalla del celular incomodándote por la luz repentina, las 4:30 a.m, demasiado temprano para salir de la cama pero muy tarde para disfrutar de otras dos horas de sueño. Ocultaste tu cuerpo debajo de las mantas cuando la puerta del baño se abrió dejando entrar la luz que molestó aún más tus ojos, el chico que salía del pequeño cuarto y se acercaba a ti se reía por los gruñidos que soltabas. 

- Buenos días, ratoncita - el chico depositó un beso en tu cabeza por encima de las sábanas a lo que respondiste con otro gruñido haciendo que él volviera a reír. 

Después de unos minutos asomaste la cabeza para ver al pálido hombre con su pecho descubierto y los pantalones puestos, extendiste el brazo para tomar la muñeca del joven y jalarlo un poquito para que te prestara atención; él se giró con una mueca divertida al notar que parecías una pequeña tortuga que no quería salir de su caparazón. 

- ¿Pasa algo, preciosa? - tiraste más de su brazo para que él se acostara a tu lado pero este solo se arrodilló en la cama sin dejar de mirarte - No puedo volver a acostarme, linda, debo prepararme para trabajar 

- Todavía tienes tiempo, por favor Lele, quiero que me mimes - el castaño rió derrotado acostándose  a tu lado para pasar su pierna y brazo por encima de ti 

- Es como abrazar un burrito - dijo el chico entre risas causándote mucha ternura

El momento duró solo unos minutos pero el calor de su cuerpo se quedó por un buen rato en ti dándote tranquilidad. Chenle siguió con su rutina de la mañana, terminando de vestirse para luego dirigirse a hacer el desayuno pero, tú te quedaste en cama dormitanto hasta que el olor de huevos con tocino invadió tus fosas nasales quitándote el sueño y sustituyéndolo por una increíble hambre. 

Te levantaste con mucha pereza arrastrando los pies hasta llegar a la cocina y notando la cantidad de platillos que el de rasgos infantiles preparaba, lo abrazaste por la espalda aferrándote a él con fuerza y restringiendo sus movimientos, él volvía a sonreír pasando su mano por tus brazos.

- Pareces un osito cuando te aferras a mí - depositaste pequeños besitos por su cuello generándole cosquillas - Vas a hacer que se me queme el omelet 

Reíste apretándote más a su cuerpo y volviendo a besar su cuello pero esta vez succionando pasito la piel para dejar marcas rojas, la corriente de energía que recorría el cuerpo del chico evitaba que se concentrara en el desayuno por lo cual se volteó tomándote de la cadera para alzarte y depositarte en el mesón de la cocina, gruñiste cuando en vez de seguir sujetando tu cuerpo se alejó para continuar cocinando. 

- Si cooperas tendremos más tiempo para mimarnos antes de que tenga que irme a trabajar - soltaste un quejido pero te quedaste en el mesón moviendo los pies mientras observabas la hermosa figura de tu novio terminando de cocinar.

Cuando el castaño terminó de organizar te tomó de los de las caderas para cargarte hasta la mesa sentándose en la silla contigo encima, acomodaste tu cuerpo de lado para mirar a tu novio mientras este de alimentaba con un montón de frutas, huevos, pan y dulces. A veces dejaba pequeños besitos en tu mejilla mientras terminabas de masticar y sobaba tus muslos con mucho cariño. 

- ¿Podemos volver a la cama? quiero dormir en tu pecho antes de que te vayas - te aferraste a su cuello mientras él te cargaba como a una princesa, te depositó en la cama y tú te acurrucaste a su lado para cerrar los ojos e inhalar su dulce aroma que te relajaba completamente. El chico sobaba tus cabellos mientras admiraba tu cara llena de paz

- Sabes, preciosa, he estado pensando en nosotros los últimos días - solo pronunciaste un Mmm dando a entender que lo escuchabas - tal vez deberíamos dar el siguiente paso en nuestra relación 

No respondiste porque no sabías a qué se refería con el siguiente paso, ya vivían juntos ¿qué más quería el chico? ¿Hijos? no, ni loca tendrías hijos tan pronto; aún tenías cosas que querías hacer antes de criar a un pequeño. 

- Podríamos, ya sabes, casarnos... - su voz sonaba nerviosa pero sus palabras te golpearon con fuerza ¿casarse? Acaso ese tonto no sabía cómo se hacían las propuestas de matrimonio. Además, era necesario preguntar cuando en varias ocasiones ya le habías dado pistas de que tenías intenciones de casarte con él. 

Sin modular palabras levantaste tu mano derecha poniéndola cerca de la cara del chico para que viera cómo movías tu dedo anular. 

- Cuando pongas un anillo aquí hablaremos de matrimonio, lele - te aferraste de nuevo a su cuello y depositaste pequeños besitos por su cara provocando una risa de su parte.

- Tenía miedo de que si te hacía una propuesta formal me dijeras que no

- Tan lento como siempre - le diste un sape en su frente ganándote un quejido de su parte.

El amor a veces es extraño, siempre tenemos miedo de que nos rechacen y a veces cuando creemos conocer mucho a una persona termina sorprendiéndonos pero el amor también es calma y certeza de que en medio de todo hay alguien dispuesto a quedarse a tu lado. 





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Esta vaina estuvo hiper soft, me pasé de enamorada jajajaja

Disfruten!

NCT  [One shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora