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Una gran cantidad de agua cae sobre mí, al abrir mis ojos sentí que todo me daba vueltas hasta causarme nauseas. Mis respiraciones son pesadas y se me hace imposible enfocar mi mirada.

–Jared, amor, aunque se me hace muy erótico el que me tengas atada, me siento muy mal, tengo nauseas, ¿y si estoy embarazada?

–Beatriz, no es momento para chistes, suéltame tu a mí, mi cabeza está dando vueltas.

–Jared, ¿por qué no me puedo mover? –la preocupación en mi voz hizo que alguien riera.

–Hijo, por favor, detente ahora, antes de que sea todo peor.

–No deseo escuchar nada de ti, papá –habla Rixon poniendo en alerta mi cuerpo, aunque ni siquiera puedo mantener mi vista.

–Perdóname, no sé qué hice mal, por favor, hijo.

–Rixon, estas llevando las cosas muy lejos –advierte Jared.

–No uses conmigo ese tono de voz, no estás en posición Jared. Tú, mi padre y esta basura me las pagarán.

Mi cuerpo cayó al piso luego de que Rixon me empujara fuertemente haciendo que mi cabeza golpee el suelo. Gimo de dolor, pero es todo lo que puedo hacer.

–¿Qué nos hiciste?

–Mezclar una sustancia al agua, pero tranquilos, estarán conscientes para cuando llegue Amy y tomemos venganza, ella es la única que me entiende.

Ruego que Amy haga las cosas bien, el temor no me hace confiar y solo deseo al menos recuperarme del efecto de esta droga. Escucho maldecir a Jared y sollozos de parte del director. El olor a gas llega a mi nariz, mi miedo aumenta más de lo que imagine y sin siquiera poder hacer algo, vomito llenándome por completa al no poder moverme. Mis lagrimas salen en un diluvio sin fin y ya ni soy capaz de escuchar algo que no sea el propio latido de mi corazón.

–Amor, por favor respóndeme, dime algo, por favor, por favor –pide Jared.

–Jared, cálmate.

–No intervengas, papi, siempre es igual. Siempre he sabido que lo quieres a él, que te arrepientes de que yo sea tu hijo y solo te sientes orgullos de los logros de ese idiota –escucho el sonido de un fosforo raspar–. Pero esto se acabó. Esta basura –me patea en el estómago–, morirá junto al hijo que deseaba tener papá. Atlético, respetuoso, buenas notas, educado y de unos valores dignos de ser el hijo del director –escucho a Jared soltar un grito y sé que le hizo algo–. Pero tranquilo, padre, sé que te sentirás triste y vacío por perder a Jared, así que mejor se van los dos juntos al infierno.

–Mátame a mí, déjalos ir, si quieres venganza, solo me necesitas a mí por ser mal padre, por no estar al pendiente de ti y lo que necesitabas... –la voz del profesor se quiebra.

–Ya es muy tarde, demasiado tarde.

–No hagas nada –hablo sintiendo el sabor del vomito y dándome más nauseas–. ¿No que ibas a esperar por Amy para vengarte? Ella es la única que te entiende, pero ¿aun así piensas actuar sin ella?

–Cállate, no tienes derecho hablar, basura.

–Si todo esto sucede es porque tú mismo te lo buscaste, no quieras echar culpas a nadie cuando son solo tuyas, el odio, la envidia y avaricia son solo cosas tuyas. El querer matar a alguien es ir muy lejos y haciendo todo esto ¿qué ganaras? ¡nada, absolutamente nada!

Un timbre sonó antes de que Rixon dijera algo.

–Estoy en el portón, ábrelo para poder meter la camioneta.

Es la voz de Amy.

–Ya no les queda nada de tiempo, sus minutos están contados.

Las pisadas de Rixon se alejan dejando el lugar en sollozos del director y mías. Por lo que imagino, los tres estamos bajo el efecto de la misma droga, así que no servimos para nada, no podemos huir, ni gritar, nadie podría entrar en esta enorme casa sin que Rixon de la autorización.

Fingiendo ser gay©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora