Capítulo 39.

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Me sentía extraña mientras estacionaba el Acura Nsx frente a mi casa. Habían pasado días desde la última vez que estuve aquí, pero parecía que habían transcurrido meses. Cuando estacioné el auto, me di cuenta que la camioneta de mi hermano no estaba. Diablos. Quería verlo, pero supongo que tendré que esperar.

Acercándome a la puerta, saqué la llave de repuesto que estaba escondido entre una de las maceta que carecían de vida y entré a la casa. Crucé la sala, y por un momento, me sentí como su estuviera en un lugar desconocido.

Mi habitación estaba intacto, las cosas estaba ordenadas de la misma manera en la que no la había dejado antes de fuera sacada a la fuerza por James y los otros dos chicos. Localicé el florero de cerámica encima de la comoda y mis manos comenzaron a sudar. Lo tomé en mis manos y aprecié el color azul del objeto. Mi abuela Bianca lo había elegido para que yo lo conservara. Era uno de sus favoritos. Un nudo se formó en mi garganta y recordé las veces en la que me consentía. La extrañaba tanto. Aún más que a mis padres.

Retiré las rosas de plástico y las dejé a un lado. Miré adentro y mi corazón martilleó cuando vi un pequeño cuadernillo en el interior. Suspiré y lo tomé para luego sentarme en la cama. Tenía miedo, miedo a descubrir lo que contenía. Pero también sentía una horrible curiosidad de saber de lo que había escrito.

Me armé de valor y manteniéndome tranquila, abrí la pasta del cuadernillo. Estaba poco maltratada, pero la letra cursiva de la abuela fue lo primero que noté. Había una infinidad de palabras y párrafos invadiendo los renglones de la hoja. Pasé saliva y me dispuse a leer.


Querida y especial, Emily:

Antes de comenzar con todo lo que tengo que decir, quiero que sepas que te amo, cielo. A pesar de que ya no me encuentre contigo físicamente, siempre serás mi nieta especial. Necesito que permanezcas tranquila conforme vayas leyendo esto. Necesito que comprendas cada una de las palabras que te escribiré.

Siempre te he dicho que la vida suele cambiar de un día a otro, las sorpresas y secretos son escenciales en la superviviencia de las personas. No sé las condiciones en las que te encuentres en este momento, pero espero que no sea demasiado tarde. Si estás sufriendo, al menos debes saber de qué se trata. Si no lo sabes, te lo diré: tienes un hechizo y no es uno bueno, sino todo lo contrario.

Debes tener muchas dudas, y no te culpo. Nuestro mundo es diferente, Emily. No pertenecemos a la vida cotidiana de los demás. Es posible que te estés preguntando quiénes somos, y lo más importante, quién eres tú. Bueno, eres única e irremplazable.

Trataré de ser específica. Nosotros tenemos habilidades que no pueden ser utilizadas frente a cualquiera. Tu vida se ha mantenido bajo el radar de nuestra raza, no iba a permitir que te privaran de disfrutar tu adolescencia. Soy una Hechicera, bueno, no lo seré por mucho tiempo ya que me queda muy poco para morir.

Mi garganta se apretó y fruncí el ceño. ¿Qué es lo que estaba tratando de decirme?

Te preguntarás cómo sé de tu embrujo, y la respuesta es por una de las habilidades que poseo. Te vi en mis predicciones, sufriendo por los malestares que tendrás y gritando mientras duermes. Tu sangre ha sido alterada por un hechizo maligno. Necesitas saber que no encontrarás la solución tan fácilmente. La única que forma de romper la maldición es tomar una decisión que te será ofrecida.

Rápidamente, pensé en Marc.

Esto me lleva a decirte lo que eres. Eres una pieza única, una combinación entre dos especies rivales: eres mitad purasangre, mitad Hechicera.

Me cubrí la boca, ocultando mi asombro y le di vuelta a la página.

Tus padres, y hablo de tus verdaderos padres, eran diferentes entre sí. Tu padre era purasangre y tu madre una Hechicera. Te procrearon, algo que estaba totalmente prohibido. Relacionarse con la especie rival, es una falta que debió ser pagada. Los superiores de ambos bandos decidieron remediarlo. Después de que nacieras, me hice cargo de ti.

Me duele escribirte esto, Emily, y lo siento por no habértelo dicho antes, pero tus padres fallecieron desde hace mucho tiempo. Fuiste adoptada por los padres de Alexander, quienes también son Hechiceros.

Las lágrimas comenzaron a formarse. Me mareé por un momento y sujeté el cuadernillo, temiendo a que se me resbalara.

Los purasangres no tardarán en buscarte, te obligarán a que te unas a ellos, pero tú eres la única que decidirá. A partir de hoy, tendrás que ser más cuidadosa y cautelosa con lo que piensas. Tus acciones repercutirán en el futuro. Tienes un poder inimaginable en tus manos, del cuál, tendrás que aprender y ponerlo en práctica. Eres nueva en esto y te tomará tiempo llevar a cabo tus habilidades. Las descubrirás cuando estés lista y con la ayuda de los Hechiceros, si es que llegas a unirte a ellos, podrás manejar y controlar tus poderes con precisión.

Los padres de Alexander se alejarán una vez que yo muera, también lo vi en mis pensamientos. No sé por qué causa, pero es posible que no vivan por un largo tiempo. Estuvieron implicados en el encubrimiento de tu nacimiento y eso los hace cómplices de ser buscados y castigados por los purasangres.

Debes tener cuidado de Alexander, en mis visiones, vi que sus padres le contaban que no eras una Hechicera, si no una híbrida. Él te ha tomado mucho cariño y te ha cuidado, pero en mis premoniciones es diferente. Aléjate de él, Emily, Alexander es quien lanzó el hechizo.


—¿Emily? —escuché una voz, pero yo seguía paralizada en mi sitio.

Sacudí la cabeza y parpadeé, enfocando la figura de Max en la habitación.

—Oh por Dios. Alexander... él fue, yo... yo soy... —fruncí el ceño y leí las palabras de despedida de la abuela.

Se acercó y se arrodilló frente a mí.

—Tranquila, respira profundo —me quitó el cuadernillo y empezó a leerlo—. ¿Qué es esto?

—Es... es lo que la abuela me escribió antes de morir —susurré, aspirando una bocanada de aire.

—¿Ya sabes lo que eres?

Lo miré aturdida.

—¿Sabías que yo...?

—Sí, sé que eres una Hechicera.

Negué con la cabeza.

—No, Max. También soy una purasangre —con los dedos temblorosos, señalé la parte donde decía en la hoja.

Todo se sentía tan diferente. Como si estuviera flotando en medio de la cruda verdad. No podía creer nada de lo que vagaba por mi mente. Sonaba tan extraño e ilógico.

—Dios, eso no lo sabía —la voz de Max se escuchaba sorprendida.

—Necesitamos irnos, ahora —vi a Lander en la puerta de la habitación.

—Vamos, Emily —Max me tomó de la mano y ayudó a ponerme de pie.

—¿Dónde está Jordan? —pregunté, guardando el pequeño diario en la chaqueta.

—Se quedó en el auto. Tiene algunas heridas, tenemos que llevarlo con Ariadne —dijo Lander mientras saliamos de la casa.

No pude ignorar la punzada de dolor que se instaló en mi pecho. Más que físico, era emocional. No podía asimilar el hecho de que Alexander me había hecho daño. No podía asimilar que mis padres murieron. Tampoco podía asimilar que yo no era una persona normal. Todo esto dio como resultado una incertidumbre de no querer enfrentarme a lo que vendría después.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora