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"Siempre volviendo a mí, eres una zorra insaciable"
-will-
El amor verdadero no existe, durante años Namjoon creía que sí. De echo, creía haberlo encontrado, cuatro veces para ser exactos.
Veamos:
Kim Seokjin, su novio de instituto, durando dos años. Siendo el mayor una estrella de béisbol, el mejor jugador. Fuerte con más músculos que cerebro.
Y una polla del tamaño de un cacahuate, probablemente por los esteroides que tomaba. Dejó a Namjoon en la noche de graduación.
Se largó con la virginidad del moreno y con una animadora, Namjoon después se enteró de que dejó los estudios y trabajaba como mecánico, con dos nenes y una esposa alcohólica que ya no lo apoyaba.
Después el profesor de reemplazo, su nombre era Min Yongi, Namjoon creía que ese hombre caminaba sobre las aguas pero el pálido terminó rompiéndole el corazón acostándose con cualquier chica.
Dejó a tres chicas embarazadas y le quitaron su licencia de maestro.
Diecinueve años y ya tenía a tres mujeres pidiéndole dinero con la amenaza de un abogado.
A los veintidos Namjoon tomó un descanso y trabajó en un casino como mesero, allí conoció a su número de la suerte. Pero él no tuvo suerte y ese chico tampoco.
Namjoon pasó más tiempo borracho y debajo de ese chico llamado Kim Taehyung, invitaba a sus amigos con cervezas en sus manos.
Aunque no estuviera muy consiente de ese amor que era muy poco romántico, pensó que Taehyung lo quería pues siempre se lo decía.
Un día desapareció y eso hizo enojar a Namjoon, luego supó que lo encontraron con las cartas y casi lo llevan a la tumba con esos golpes que le dieron.
Cuando lo dieron de alta dejó a Namjoon sin decir nada.
Y su último error que se le podía decir era la gota que derramó el vaso. Y por la que Namjoon se convenció de que el amor verdadero es una tontería que se inventaron las empresas.
Y las personas que ganaban dinero con esas empalagosas novelas y comedias románticas.
Se llamaba Jimin pero debería haberse llamado Lucifer, un hombre de negocios que amenazaba con labia, con una sonrisa cínica.
El hombre le prometió la puta luna a Namjoon y después hizo de su vida un infierno.
Aún así había algo que mantenía atado a Namjoon, queriendo irse pero sin poder.
Era un no quiero y no puedo.
-¿Querías irte amor? Sabes que no puedes, eres mi maldita puta. Abriendo siempre esas piernas para mí como una maldita gata en celo.- decía mientras besaba el cuello de Namjoon.
Lo penetraba con fuerza escuchando el sonido de la espalda del moreno chocar fuertemente con la cama.
El moreno jadeaba incoherencias, insultos que sonaban como balbuceos. Sintió ese líquido caliente en su entrada, dió un último gemido antes de derrumbarse.
-E-eres un hijo de puta- dijo Namjoon al oído de Jimin sintiendo una sonrisa en el rostro de ese chico que le arruinó la vida.
-Lo sé- dijo Jimin volviendo a besar a Namjoon y mordiendo esos labios que serían siempre suyos.
Sacó sangre y lamió el labio inferior de el moreno.-Estás jodidamente enfermo Namjoon. Siempre volviendo sin importar que- dijo Jimin saliendo del moreno y acostándose en la cama.
Vió como Namjoon se acostaba con incomodidad, con dolor. Jimin sonrió al saber que ese dolor era provocado por él.
Tomó un cigarrillo que estaba en la mesa de noche y lo prendió sabiendo que Namjoon odiaba que fumara.
Vió la habitación, era blanca y pura como lo era Namjoon. Pero él quería destruir esa inocencia.
Al terminarse el cigarrillo volteó a ver a Namjoon y sintió algo que nunca pensó sentir.
Los latidos de su corazón se aceleraron y sus mejillas se volvieron rojas. Su estómago sentía mariposas y ahí lo supo.
-Aunque no lo creas. Te amo-
Se enamoró de esa persona a la que hizo tanto daño.
