Capítulo 12 (Inefable)

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—Bien, ahora-... Ugh, ¿en serio caminaron tanto?

Saiki dio una corta mirada a la lejanía, donde efectivamente estaban las figuras de los padres de Hikaru, las cuales se alejaban cada vez más. Oyó a la joven quejase una vez más.

—Ups, creo que me doblé el tobillo... que pena... ¿quieres cargarme? —habló ella de repente, exagerando sus expresiones de dolor—­. Ayuda a esta pobre damisela en apuros.

—Ni lo pienses.

—Valía la pena intentarlo.

Ambos jóvenes siguieron caminando en silencio. Kusuo caminaba más lento que ella, siguiéndole los pasos por detrás. Estaba pensativo, se preguntaba internamente si el sueño que había tenido aquella mañana iba a suceder pronto. De todas formas, debía estar atento a cualquier signo que la naturaleza pueda presentar acerca de una catástrofe natural.

—Oye, ¿por qué caminas detrás de mí? ¿estás cansado o estás aprovechando para mirarme el culo?

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que la repentina pregunta de Hikaru lo tomó por sorpresa completamente. Saiki sintió su rostro arder levemente.

—¿Qué? Por supuesto que no.

—Mmh... Bastante nerviosito te veo. —dijo ella riéndose—. Solo apúrate, a este paso vamos a llegar el siglo siguiente.

—Estoy en eso.

"Mejor le saco conversación, mientras más esté ocupada haciendo algo, menos cansada me siento." Pensó ella.

—Oye... ¿quieres repetir lo de la última vez? —cuestionó Hikaru mientras se ataba el pelo y miraba al de cabello rosa. Saiki alzó una ceja—. Hablo de la caminata que hicimos la vez pasada cuando vinimos aquí.

—¿Nos vamos a perder otra vez?

—Esta vez traje mi móvil, es imposible que nos perdamos como la última vez. —la muchacha mostró orgullosa su teléfono que se encontraba escondido entre sus ropas—. Y más te vale no abrir la boca. Si mi padre se llega a enterar de que traje mi teléfono se ofenderá y no querrá dirigirme la palabra por las próximas cinco horas. Y créeme, cuando se ofende es insoportable.

Cuando finalmente llegaron al área del bosque donde se le permitía a la gente acampar, empezaron a montar las tiendas de campaña en silencio. Aunque claro, Kusuo ahora no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. La última vez lo había hecho con sus poderes, pero ya no podía, o al menos no con la familia Nishimura cerca de él.

—Bien. Primero que nada. Ustedes dos... ¡nada de compartir tiendas! —avisó la mujer, apuntando a ambos jóvenes con su dedo índice y teniendo una mirada llena de desconfianza.

—Mamá por favor, preferiría que explote el mundo en dos segundos. —bromeó Hikaru, alzando una ceja y mirando con gracia al psíquico. Este rodó los ojos.

—Lo mismo digo.

—Bien. Como me entere que ustedes dos-...

—¡Mamá! Por el amor a Cristo, tranquilízate. Eso no va a pasar. —la joven ya se empezaba a hartar con el comportamiento de su madre, por lo que siguió armando su campaña. No quería ponerse de mal humor.

La mujer parecía que iba a seguir con la discusión, no obstante, para suerte de Hikaru, su padre disipó el ambiente tenso sacando otro tema de conversación a su esposa.

Yare yare...

—Bien. Ya terminé. —habló Hikaru, quitándose la tierra de las manos. Saiki se preguntó internamente cómo había terminado tan rápido—. Ir con mi padre a sus campamentos con los Boys Scouts dan sus frutos. ¿Quieres que te ayude?

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now