—Él dice que no quiere que su tío Minnie se ponga triste—susurró Kim—. Y yo digo que voy a golpearte si sigues diciendo tonterías—aseguró.

—A-acaba de m-moverse...—murmuró JiMin, observando fijamente y un poco asustado el rostro de su mejor amigo.

—Lo hizo por primera vez cuando me abrazaste el día en que desperté...—comentó el castaño—. Por eso sospeché que estaba... en este estado...—TaeHyung observó el puchero tembloroso de su amigo, sintiendo cómo su corazón dolía al saber que JiMin estaba martirizándose todos los días al creerse culpable—. Te lo dije, Minnie: No te culpo ni te odio. ¿Cómo podría hacerlo, si estuviste conmigo todo este tiempo? Eres el mejor amigo que he podido tener en toda mi maldita vida—agregó sonriendo, sus ojitos color miel llenándose de líquido salado por lo sentimental de la situación—. ¿M-me das un abrazo?—pidió, extendiendo sus brazos hacia Park.

El pelirrosa no aguantó más y se lanzó a los brazos de su mejor amigo, sintiendo aquello como un deja vú. Apoyó su cabeza en la curvatura del cuello de TaeHyung, sintiéndose más tranquilo ahora que sabía que el contrario no lo odiaba por todo lo que le sucedió.

—Vaya, son tan tiernos juntos—habló un recién llegado pelirrojo, quien observaba al par de chicos abrazándose a unos metros de distancia.

TaeHyung volteó emocionado al oír aquella voz, contemplando el rostro de otro de sus grandes amigos—Hyung, ¿usted también está llorando?—preguntó con una sonrisa burlona al ver a HoSeok con la nariz rojiza y los ojos brillosos.

—N-No es eso. Solo se me metió una basurita en los ojos cuando te vi...—respondió sonriendo levemente y tratando de secar sus lágrimas con sus puñitos.

—Hoy me ha tocado estar con un par de llorones, ¿no es así?—rio TaeHyung, avergonzando un poco a los otros dos—. Vamos, abrazo grupal—llamó a sus amigos, abriendo nuevamente sus brazos.

HoSeok y JiMin rieron levemente también y se acercaron al castaño, envolviéndolo con suavidad entre sus brazos.

—Los extrañé mucho...—susurró Kim, suspirando, sintiéndose feliz de estar de vuelta.

—T-Tae, ¿cómo te sientes?—inquirió Jung, separándose del abrazo y observando la bonita pancita que cargaba el menor. Sí, estaba enterado de su embarazo, pues, al ser amigo cercano de ambos mejores amigos, JiMin le informaba todo acerca de TaeHyung y su estadía en la clínica. Además, se había encargado de consolar cuando podía al melancólico pelirrosa.

—Muy bien, hyung. Estoy de maravilla—contestó el castaño con una hermosa sonrisa cuadrada, pero los mayores pudieron observar que no era una completamente sincera. Conocían a TaeHyung, sabían que no se encontraba del todo bien...

—Entonces, ¿los llevo?—cuestionó el pelirrojo—. Supongo que iremos a la casa de TaeTae para que se sienta más cómodo, ¿cierto? Podemos cocinar algo allí o pedir a domicilio—añadió, recibiendo las afirmaciones de los menores.

—Estaría bien—habló JiMin, después de mucho, con una sonrisa surcando sus bonitos y rellenitos labios.

El trío de amigos salió del lugar y se dirigieron al auto del mayor, quien se encargó de manejar hasta el departamento del castaño.

Podría decirse que la situación estaba controlada y que el ambiente se mantenía cálido. Pero, no del todo...

 Pero, no del todo

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