—Promételo.
Mierda.
—Te lo prometo —mascullo entre dientes.
—¡Me has asustado! —masculla.
—Lo sé. Lo siento.
—¡Y... y te pasabas la vida quejándote de mí por dejar las llaves en la puerta! ¡Pues he podido entrar sin problema!
—Ya lo veo.
—¿Se puede saber por qué no pones el pestillo, Jared?
Oh, he echado de menos mi nombre en su boca.
—Bueno, tampoco es que haya mucha gente que venga normalmente.
—¡Pues si yo fuera un ladrón, vendría aquí!
—Tampoco hay gran cosa que robar. A no ser que quieran la comida de la nevera, no van a llevarse un gran tesoro, la verdad.
Intento seguir hablando, pero me detengo de golpe cuando ella se acerca a mí y me sujeta la cara con una mano. Estoy a punto de inclinarme para besarla automáticamente, pero me contengo. No es el momento. Además, por mucho que su olor y sus labios rosados quieran que lo haga de todas formas, sé que no se ha acercado por eso.
—Tienes... tienes los ojos claros.
Asiento una sola vez, algo incómodo.
—Lo sé.
—¿Te estás... te has tomado la medicación?
—Sí.
No sé si está contenta o solo perpleja. Por favor, que sea contenta.
—P-pero... —empieza—, tú no... no me has dicho nada.
—Todavía no.
Solo quería esperar a estar bien del todo para verla, pero no me opongo a sus visitas sorpresa. Nunca seré capaz de hacerlo.
—¿Todavía? ¿Cómo...? ¿Por qué no me has dicho, Jared?
—Es complicado —admito.
—No es complicado. Yo... solo quería que hicieras esto. Si me hubieras llamado... no me hubiera importado estar contigo. Aunque hubiera estado enfadada igual. Sigues siendo un maldito cabezota.
En eso último tiene razón, pero en lo otro no. No habría querido estar aquí.
—No quería que estuvieras aquí —murmuro.
Brooke da automáticamente un paso hacia atrás y ya sé que la he cagado.
—¿No? —repite en voz baja.
—No —admito.
Para mi sorpresa, en lugar de parecer enfadada o confusa... parece destrozada. ¿Qué...?
—¿Quieres que me vaya? —pregunta de repente.
¿Es una broma?
—¿Qué? —me acerco automáticamente—. No, claro que no. No es eso, es...
—Déjalo. Soy una idiota. No debería haber venido.
Si hubiera una sola cosa que pudiera cambiar de Brooke, solo una... sería esa maldita inseguridad que tiene. Esa sensación de que siempre me estorba cuando hace todo lo contrario. Odio que se sienta así. Alguien se lo dijo demasiadas veces y ha llegado a creérselo. Solo espero poder hacer que se dé cuenta de que ella no podría estorbar a nadie.

ESTÁS LEYENDO
La última nota
RomanceApenas sé nada de él. Sé que toca la guitarra. Sé que está en una de las bandas más famosas de la ciudad. Sé que no sonríe mucho. Sé que lo llaman Jed. Y sé que nunca me he sentido como me siento cuando clava sus ojos en mí. Así que, apenas sé nada...
Extra III
Comenzar desde el principio