41 // Have you ever seen...?

3.4K 303 992
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Luego de haber hablado con Mike y Camila, Hades salió de la habitación de esta última atravesando la pared en forma de sombra, y así mismo ingresó a su cuarto.

Duró unos segundos en silencio, con la imagen de Mike y Camila a punto de besarse rondando por su cabeza. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y sus puños a apretarse con una descomunal fuerza, sintiendo como todo su ser comenzaba a temblar en pura rabia. Apretó sus dientes con fuerza.

Y de golpe, estalló el ramo de uvas bruscamente en el suelo, pisoteando este con furia y tristeza.

Mientras hacía las uvas cada vez más y más inexistentes, sus ojos se cruzaron con el colchón de su cama, y en ese se encontró con el archivo de Timothée, abierto y con su foto mirándolo fijamente.

Hades sollozó, dejando aquella aplastada fruta de lado, y dirigiéndose a dicho archivo, el cual tomó entre sus manos con sus labios contraídos hacia abajo, aguantando un potente llanto.

Haber visto a Camila y a Mike felices lo destruyó, ya que recordó que hace menos de dos días Timothée y él estaban de la misma forma. Pero ahora, el italiano había desaparecido en el aire, no habían rastros de él.

Y eso hacía que la sangre de Hades hirviera en rabia, pensando en las infinitas posibilidades de cómo aquel muchacho podría estar sufriendo.

Lo extrañaba, lo extrañaba demasiado, y apenas podía ocultarlo de los demás.

Suspiró dejando el documento caer nuevamente en su cama, y sin previo aviso comenzó a correr hacia la ventana del cuarto.

Por esta ventana salió una sombra negra deshecha en el mismo aire, la cual voló sobre los árboles y se alejó de la casa con una suma velocidad en sí.

□■□■□■

Hoy era el siguiente día a ayer, pero no estamos en el mismo lugar, no es la residencia Mitchell Whistle. Ni tampoco Hawkins.

Sinceramente, estamos en un lugar bastante lejano de dicho pueblo, con muchos otros de por medio, e incluso, un infinito océano azul.

□   Roma, Italia   □

Y en este lugar donde estamos ahora, en una de las calles más finas y caras, se postraba una enorme mansión que veías mucho antes de doblar la esquina.

Dentro de dicha mansión se escuchaba una fuerte música resonar y resonar. Si nos vamos adentro, nos encontramos con cientas de personas gritando, bailando y disfrutando de una ruidosa fiesta.

Son las 4 de la tarde en estas tierras, y el sol brillaba embobadamente iluminando todo a su alrededor.

Pero aún así, la fiesta ya iba por su tercera hora, y las personas no podían estar más felices, o drogadas.

D a g g e r  { m.w }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora